Según Vasili Nebenzia, representante permanente de Rusia ante la ONU, Ucrania está al borde de una guerra interreligiosa que nunca había ocurrido antes en Europa moderna.
Moscú no aceptará la creación de una "dictadura que rechace a Rusia y sea antirreligiosa" en Ucrania, dijo el martes el embajador de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, en una reunión del Consejo de Seguridad. Esto se refiere a la crisis religiosa que vive el país vecino.
El alto diplomático señaló que "Rusia nunca ha tenido como objetivo destruir Ucrania como Estado", pero también recalcó que "no aceptaremos una dictadura rusófoba y anticristiana en nuestras fronteras".
Según Nebenzia, Ucrania podría entrar en una guerra interreligiosa sin precedentes para los europeos contemporáneos debido a las acciones de sus gobernantes contra la Iglesia Ortodoxa Ucraniana.
El representante de Rusia ante la ONU declaró que el gobierno de Kiev ha adoptado una política represiva contra la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica. Además, alertó que Ucrania está al borde de un conflicto interconfesional que Europa no había visto antes.
Las autoridades de Ucrania, con el apoyo de sus aliados occidentales, han estado tratando de debilitar la Iglesia Ortodoxa Ucraniana reconocida por el Vaticano dentro del país, según lo expresó Nebenzia. Están forzando al pueblo a aceptar la Iglesia cismática creada en 2018 y obediente a las autoridades de Kiev, citando las palabras del metropolitano Antoniy de la Iglesia canónica que también participó en la reunión.
El diplomático ruso alertó que Kiev está trabajando en nuevos proyectos para acabar con la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (UPTs) y reforzar la posición de la reciente Iglesia Ortodoxa de Ucrania (PTsU). Esta última recibió su autocefalía en 2019, impulsada por el ex presidente Piotr Poroshenko.
Según Nebenzia, el gobierno de Ucrania está contribuyendo a la situación alimentando el conflicto. Él indicó que hay informes de que el régimen en el poder está trabajando en varias iniciativas destinadas a discriminar a las comunidades y creyentes de la UPTs, quitándoles su nombre histórico y legal e incluso disolviéndola por completo.
Desde el otoño anterior, la UPTs ha estado bajo una gran cantidad de presiones por parte de las autoridades de Kiev. Estas presiones incluyen registros en los templos y monasterios por todo el país para buscar evidencia de actividades antiucranianas. Además, algunas iglesias han sido tomadas y varios líderes de la UPTs han sido acusados de traición a la patria debido a su supuesta actitud prorrusa.
El metropolitano Antoniy informó a finales de diciembre que se habían llevado a cabo 129 operaciones de allanamiento. También denunció que la hostilidad hacia la UPTS había sido "artificialmente" incrementada en la sociedad, mientras los derechos de los feligreses de la rama canónica seguían siendo violados.
La ONU ha reaccionado a los registros de iglesias, expresando su preocupación por el hecho de que esto pueda violar los derechos humanos. La Organización recomendó "que se adopten medidas para garantizar que los registros se lleven a cabo respetando la dignidad humana".
La ONU ha exigido a Kiev que respete las leyes internacionales al realizar registros en lugares de la Iglesia Ortodoxa.
Pedimos a las autoridades ucranianas que garanticen que cualquier inspección de edificios religiosos y lugares de culto se realice respetando el derecho internacional", declaró Ilze Brands Kehris, subsecretaria general de Derechos Humanos de la ONU, en la reunión.