Javier Arias | Lunes 03 de abril de 2017
Los grupos podemitas, saben que van a perder el poder en las próximas elecciones municipales y autonómicas, allí donde lo consiguieron.
Saben que su gestión es escandalosamente deficiente y que sus logros pueden resumirse en tres apartados: Más basuras, más multas y más enchufes.
Las ciudades y pueblos que los sufren están más sucias y más paradas que hace dos años, hostigando a todo el que emprende, poniendo trabas a la inversión y la innovación, repartiéndose los presupuestos y haciendo más dificil la vida de los ciudadanos, mientras se dedican a la revisión sectaria de la historia, a cambiar calles o monumentos y ralentizar el ritmo de las poblaciones.
Con la conciencia clara de su derrota, están poniendo en marcha, con el dinero de todos, estructuras de control y propaganda que mitiguen el desastre electoral. Con cualquier excusa, desde la limpieza a la contaminación o el turismo, están desplegando legiones de “informadores” y “encuestadores” por los barrios. Militantes podemitas que escrutan, controlan, difunden o amedrentan a los habitantes, pagados generosamente por las arcas públicas.
Son el germen de las bandas chavistas que van a incrementar su actividad política directa cuanto más cerca esté la cita de las urnas.
Y que el resto de grupos políticos no se eche luego, las manos a la cabeza, cuando les impidan hacer una charla o sufran un escrache, con cualquier excusa.
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