Fue en la embajada israelí en marzo del 1992 y murieron 22 personas quedando heridos más de doscientos. Quedó destruida tanto la embajada como el consulado ubicados en la dalle Arrollo de Buenos Aires.
Posteriormente, dos años más tarde, otro atentado a la sede de la IMIA, la organización mutual judía más importante de Argentina, donde murieron 85 personas. Aquellos atentados se relacionaron con el envío por parte del estado argentino de dos buques de guerra en 1991 para reforzar la coalición liderada por Estados Unidos en la guerra del Golfo contra Irak.
Tras las investigaciones por parte de servicios de Estados Unidos se estableció la autoría de la organización Heznollah, apoyado por el estado iraní. Y diversas autoridades argentinas que investigaban los hechos se encontraron con complicidades de altas instancias que ponían en serio peligro las mismas, por lo que durante muchos años no se resolvió.
Fueron las relaciones del matrimonio Kirchner con Venezuela, Cuba, Rusia las que se vieron comprometidas si no frenaban la investigación, por lo que decidieron dar carpetazo y desde la presidencia dar por finalizadas las pesquisas, encubriendo al estado iraní, que en el fondo era el responsable de dichos atentados.
El fiscal Nisman, no obstante, continuó con las investigaciones donde altos cargos del estado argentino podían estar encausados y la víspera de llamar a declarar a la propia presidenta Cristina Fernández apareció muerto en su domicilio de un disparo. Todo apunta a que los servicios de inteligencia fueron los autores ya que Nisman había desvelado el encubrimiento de altos funcionarios del estado, exjueces, exespías y algunos miembros de la comunidad musulmana argentina.
En estos momentos la investigación por el asesinato del fiscal Nisman tiene visos de señalar la responsabilidad de la expresidenta Cristina y los altos cargos de Inteligencia que organizaron el crimen.