Esa lucha exige un enfoque colectivo renovado, sostiene el jefe de la ONU contra el terrorismo, advirtiendo el oportunismo con el que las organizaciones terroristas adaptan sus estrategias y se valen de la tecnología para avanzar sus agendas, reclutar adeptos e, incluso dar entrenamientos para cometer atentados. “El terrorismo es transnacional, también las respuestas deben serlo”, puntualiza.
Combatir el terrorismo precisa de una acción colectiva renovada basada en la experiencia internacional de las dos últimas décadas, afirmó este jueves el titular de la Oficina de las Naciones Unidas contra el Terrorismo.
Vladimir Voronkov presentó un informe durante una sesión del Consejo de Seguridad sobre las amenazas a la paz y la seguridad causadas por el terrorismo y las vías para contrarrestarlas.
En su exposición, Voronkov refirió la expansión geográfica de organizaciones terroristas como Al-Qaeda o ISIS, mediante la explotación de la inestabilidad y los conflictos en regiones como África Occidental o el Sahel.
Citó también el caso de Afganistán, donde la presencia de grupos terroristas supone una amenaza grave para toda la región y más allá de ella.
Pero quizá lo más alarmante de esas organizaciones sea su oportunismo para adaptar sus estrategias según el contexto valiéndose de prácticas ilícitas, métodos de financiamiento y otras actividades delictivas, que plantean dificultades de respuesta para los Estados.
Voronkov explicó que algunos grupos arman destacamentos que ocupan territorio e intentan asumir responsabilidades estatales.
También subrayó el mal uso de la tecnología para avanzar sus agendas, como ocurre con los videojuegos y plataformas de las que se valen para preparar, reclutar miembros, hacer propaganda, comunicar e, incluso, entrenar para cometer actos terroristas.
Frente a este panorama, llamó a aprender de la experiencia internacional de los últimos veinte años, que ha mostrado las condiciones que llevan a la comisión de atentados terroristas.
Según esas lecciones, hay cuatro principios que deben guiar la lucha contra el terrorismo. El primero de ellos es la acción preventiva.
“No hay remedio mejor ni más eficaz para la amenaza del terrorismo que la prevención”, aseveró.
Detalló que las medidas antiterroristas deben emplearse en conjunto con iniciativas que atiendan la marginación, la exclusión, la desigualdad, la injusticia y la falta de oportunidades.
“En segundo lugar, se requieren respuestas integradas. Enfoques que abarquen a toda la sociedad basados en la comunidad, sensibles al conflicto y al género”, apuntó Voronkov.
Agregó que es indispensable involucrar a todos los actores en las estrategias antiterroristas: organizaciones de la sociedad civil, líderes religiosos, jóvenes y mujeres, sector privado, víctimas y sobrevivientes de actos terroristas.
El tercer punto es colocar los derechos humanos en el centro de la respuestas antiterroristas.
“Defender el estado de derecho y respetar el derecho internacional, incluido el derecho de los derechos humanos, es a la vez una obligación legal y moral, y un requisito operativo”, recalcó.
El último punto es el aprovechamiento de los acuerdos regionales.
“Como la amenaza que plantea el terrorismo es transnacional, las respuestas también deben serlo”, enfatizó, añadiendo que los enfoques regionales ofrecen la oportunidad de adaptar las respuestas a contextos específicos.
Voronkov recordó que su Oficina coauspiciará con Nigeria una cumbre sobre la lucha contra el terrorismo en África en la que se reconsiderará cómo la ONU puede seguir apoyando los esfuerzos de lucha contra ese flagelo.
Finalmente, sumó su voz a la del Secretario General António Guterres llamando al multilateralismo no sólo para prevenir el terrorismo, sino para encarar la magnitud y complejidad de todas las amenazas actuales a la paz y la seguridad internacionales.