OPINIÓN

Consulados como el de Düsseldorf

Imagen de archivo

Un español en Alemania

Jose Mateos Mariscal | Sábado 17 de diciembre de 2022
Una mujer española en Alemania, limpiando pisos, pasa de un barrio a otro, sacando brillo a estufas y sanitarios; unos días mucho frío y otros, lluvia; es el modelo de trabajadora española en Alemania, implicada en sus labores, es decir, trabajando a reventar, puede cobrar 10 euros la hora, pero hay quienes solo quieren pagar siete; con suerte, a fin de mes consigue €600, a veces €700.

Cuando se le vence el pasaporte y D.N.I tiene un lío, no solo es su documento de identidad válido -por si se encontrara con un policía y las rígidas leyes de extranjería alemanas -, sino que debe estar preparada para tramitar los documentos que la saquen de la insegura condición de una “sin papeles” siendo europea, en el consulado de España en Düsseldorf, misión imposible, pedir cita telemática o telefónica, recordamos que el D.N.I sólo se renueva en comisarías dentro del estado español, en pleno siglo XXI.

El consulado honorario de España en Düsseldorf no puede hacer mucho, muchas veces ni cogen el teléfono, ni dan citas telemáticas.

La mujer española sale del pisito que comparte con su familia indocumentada siendo europea, y recorre casi 60 kilómetros de Wuppertal hasta Düsseldorf, no le sobra tiempo ni dinero, pero sacrifica unas horas en bus, porque cuesta €48 solo de ida, contra las 2 horas del tren por €63. Al llegar a la Estación Sur en la capital alemana busca el metro que la lleva al Altstadt de Düsseldorf, y de allí unos kilómetros a paso legionario, hasta el consulado; antes debió rellenar un formulario por internet y pagar €52 entre fotos, papeles de empadronamiento en el ayuntamiento alemán si quiere un pasaporte por cinco años, o €65 si lo pide para diez. Entre lo que dejó de ganar y lo que gastó superan los €200, un tercio de su salario, el fastidio y los nervios.

Este es solo el caso de una española en Alemania, pero se repite por cientos en los consulados de Düsseldorf, Berlín, París o Roma; y al otro lado del Atlántico: Nueva York, Miami, Washington, Atlanta, Los Ángeles o Chicago; y los más atareados en Ciudad de México, Tapachula o San Luis Potosí, y tantos otros repartidos por el mundo con la desidia clásica española de venga usted mañana que hoy está cerrado.

Aunque las realidades son tan distintas para unos y otros emigrantes, comparten los mismos sueños: arraigarse en la nación que los recibió, o establecerse temporalmente para ahorrar un poco, volver triunfantes, montar un negocito y mejorar el futuro de su familia en España.

Preguntamos a dirigentes de organizaciones españolas en Alemania, y les dejó buenas sensaciones que la primera reunión de las nuevas autoridades de España en Alemania fue para referirse a ellos, porque junto al Registro Nacional de las Personas irán a inscribirlos en dicho consulado y emitirles su nuevo pasaporte, puesto que el Documento Nacional de Identificación (D.N.I.) es imposible imprimir fuera del estado español, sólo en comisarías dentro de España.

Más allá de eso, recalca D. Pedro Sánchez, se abrirán nuevos consulados y se luchará para que en cada representación se puedan imprimir pasaportes, se agilice la emisión de actas de nacimiento, defunciones, constancias de matrimonio, actas notariales y lo que sea, para ahorrarles tiempo, que en la práctica significa dinero.

Desde "Un español en Alemania" le pedimos al gobierno central español, a su representante Pedro Sánchez, y al Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares y bueno, al Excelentísimo Señor Juan Bautista Sunye Mendia, que mientras se construye una nueva nación española y no haya necesidad de escapar de nuestro país, en algunos consulados como el de Düsseldorf aún hay cierta confrontación entre funcionarios y emigrantes. Que ojalá pueda surgir un ambiente diligente, cordial, digno, como hijos de una misma patria madre España.

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