OPINIÓN

Jueces y zarandajas (II)

(Foto: Podemos).

La conjura de los necios

Jorge Molina Sanz | Viernes 09 de diciembre de 2022
Empezamos hablando de jueces con la ley del «solo sí es sí», ahora toca el «obsceno espec-táculo» con el nombramiento de los miembros del Constitucional.

Nuestros amigos están en su café, el viejo marino comenta:

—Hablábamos de la ley del «solo sí es sí» y de la embestida a los jueces tachándolos de machistas y poco preparados por la ministra Irene Montero, algo inédito, sorprendente y una descalificación improcedente, además de una ministra que no destaca, precisamente, por su preparación.

Cada día amanecemos con un nuevo salto mortal, se introducen cambios legislativos que, para muchos, debilitan e incluso pueden romper los pilares en los que asienta nuestra Constitución. Vemos como se esparce el sentimiento de que se está en un proceso de cambio de régimen.

Eliminar delitos como la sedición, con el pretexto de armonizar nuestro ordenamiento jurídico con la UE, además de ser falaz es más que una bellaquería y que todos los parlamentarios socialistas han aprobado con fruición, de forma servil a la «voz de su amo. Qué gran mentira esa de que en el PSOE hay barones que no aprueban estos cambios.

¿Dónde están? ¿Es cobardía o estrategia electoral? Hablan, pero bajan la cerviz y acatan. Todo sigue igual que en la época socialista de Felipe González-Alfonso Guerra, «el que se mueve, no sale en la foto». La objeción de conciencia y los principios éticos son una asignatura que suspenden todos.

Habrá ocasión para la sedición y la malversación, aunque también tenemos sobre la mesa la designación de Pedro Sánchez de los tres nuevos miembros propuestos para el T. Constitucional. Una vez más han utilizado la «psicología inversa», propugnan cualidades e idoneidad, en apariencia verosímiles, pero falaces en el fondo.

Paulatinamente la separación de poderes en la que se basa el Estado de Derecho cada vez está más manoseada y sometida al gobierno de turno. Menos independencia y más acatamiento a intereses del poder.

Se cacarea mucho sobre «democracia» y «respeto a la Constitución», pero los hechos van en dirección contraria y la agenda de Pedro Sánchez es peligrosa, aunque hay que reconocer que los presidentes que le precedieron, de un signo y de otro, tampoco ayudaron.

Ahora, por su debilidad, se aprecia un desmantelamiento con una magnitud que no se había visto hasta ahora. Eso afecta a la calidad democrática, a la credibilidad de los políticos y a que cada día haya más una sensación de que la «la igualdad ante la ley» es una milonga. Tenemos una casta con absoluta impunidad, que no duda en aplicar al resto de los súbditos la romana «dura lex, sed lex».

Nuestra joven profesora había permanecido callada escuchando y comenta:

—Compartiendo el comentario, hay un anverso que no comentas. Desde la judicatura y los «juristas de reconocida competencia» también se ha contribuido al actual estado de cosas. Los jueces y fiscales con sus maniobras y juegos de prestidigitación también han ayudado, eso sí, con mucha prosopopeya, puñetas y afectación erudita jurisconsulta.

Los jueces y fiscales, según el artículo 127 de la Constitución, no pueden pertenecer a partidos políticos o sindicatos, pero crearon el subterfugio de las «asociaciones profesionales» que, en la práctica, son un lobby y todas ellas están impregnadas de ideología política, lo que debería estar prohibido. Desde esas asociaciones maniobran, politiquean y envilecen a la judicatura. Afortunadamente, no es la mayoría, pero también hacen daño a su imagen.

Si nos atenemos al Título IX. Del Tribunal Constitucional, en su art. 159, deja muy claro cómo se debe proceder a la elección de los 12 miembros que lo compone. El problema no está en la Constitución, sino en el manoseo político, falta de lealtad y rigor institucional.

En la renovación del Tribunal Constitucional se ve con mayor claridad que el objetivo es conformar una composición que claramente esté dispuesta a estar en sintonía con los planes del gobierno en temas controvertidos y que puedan ir en contra del espíritu y la letra de la Constitución. Es decir, conformar sentencias a medida de los intereses del gobierno y sus apoyos: filoetarras, independentistas y golpistas.

En las últimas fechas el nombre del fiscal Cándido Conde-Pumpido, nombrado, en su día, Fiscal General del Estado por Zapatero, suena con fuerza como futuro presidente del Tribunal Constitucional.

Conde-Pumpido se hizo célebre por aquella frase de: «el vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino». Toda una declaración de intenciones, consideramos que «la ley» adquiere vida propia y que su contenido se puede ir conformando según los intereses del momento.

Podemos ser tan diletantes como queramos, pero cuando eso ocurre y se entra en «interpretaciones» lo que se está haciendo es incorporar el sesgo ideológico, que no les corresponde o invadir el terreno que del legislativo.

El marino seguía con interés la conversación y remata:

Conde-Pumpido podría haber montado una cadena de tintorerías, sería útil, daría puestos de trabajo y acabaría el problema de las togas embarradas por el «polvo del camino». Es innecesaria tanta ideología en las leyes.

Carcajada, risas y encaminan un largo paseo con el sol otoñal.

jorgemolina0212@gmail.com

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