OPINIÓN

Algunos ven la gota, otros el agua y muchos, nada

Israel Rabinowicz | Martes 21 de febrero de 2017

El gobierno de Donald Trump hizo todos los esfuerzos, y un poco más, para transmitir que la visita de Benjamín Netanyahu era bienvenida, además no escondió, en hechos y en palabras, la admiración que por él tiene, en la Casa Blanca no se recuerda que un Presidente destaque tanto la inteligencia de su visitante.

A pesar de que por la renuncia de su recién designado nuevo Secretario de Seguridad Nacional, el día de la llegada de Netanyahu políticamente era el peor para el Presidente Trump, el escándalo por dicha renuncia y las razones de ella eran los titulares obligados en todos los medios de prensa y noticiosos televisivos lo que le quitaba presencia e importancia a la visita de Netanyahu, éste reconoció ante sus más cercanos colaboradores que todas sus aspiraciones se cumplieron, que regresaba a Israel convencido que comenzaba una nueva etapa en las ya buenas relaciones entre ambos países, que la cercanía personal entre ambos era lo que durante los 8 años del gobierno de Obama no pudo darse.

Es costumbre y tradición decir que todo nuevo gobierno que asume en un país insume sus primeros 100 días en instrumentar sus principales medidas, especialmente aquellas que son duras e impopulares, el problema con Trump es que nadie conoce cuáles son sus convicciones políticas, en su poco más de un mes demostró que en muchas de ellas la improvisación y los impulsos son el común denominador, como analista debo reconocer que todo ése desorden es comprensible para alguien que llega sin una estructura partidaria, en donde los principales detractores los encontramos dentro de su propio partido no acostumbrados a quedar fuera en el reparto del poder, pero no es justificable en el Presidente de la principal potencia del mundo.

Lo demostró cuando, en relación a los asentamientos y a los Palestinos, a Netanyahu le otorgó carta blanca al decirle “ hagan lo que mejor les parezca, un estado, dos estados,…., arréglenlo entre ustedes “, y “ los asentamientos no son obstáculo para la paz “ expresiones que ya dentro de la política israelí y la coalición de gobierno son leídas según los intereses de cada partido, pero hay algo en que todos, aunque no lo manifiesten a toda voz, coinciden, todo debe ser rápido, a río revuelto…, nunca se sabe qué puede pasar con Trump y su gobierno después del primer año.

Netanyahu desde su juventud fue un gran vendedor, están aquellos que casi 50 años atrás lo recuerdan como por lejos el mejor en la fábrica de muebles de cocina y placares Rim, el que éstas líneas firma siempre utiliza una expresión de admiración hacia aquellos que de la venta hacen una profesión, una ciencia, éstos nunca pueden fracasar, pueden vender con igual facilidad y éxito cualquier cosa, Bibi es la mejor demostración de ello, se vendió como un estadista mundial, que Oriente Medio le queda pequeño, con el aval de Trump esa imagen se expandió y multiplicó.

Bajo ésa aureola regreso a Israel y, apoyado además en el 6,2% de crecimiento de la economía israelí en el último trimestre del 2016, el más alto del mundo occidental, parte de visita oficial a Australia y Singapur, luego China, para regresar nuevamente a los Estados Unidos a fin de participar en diferentes congresos, encontrarse de nuevo con Trump será parte de su gira de estadista cuya visión supera las fronteras de Israel.

Pero mientras algunos piensan y transmiten su visión del mundo en grande hay otros que los hacen en reducido, pero las repercusiones de sus actos y mensajes pueden convertirse en explosivas y sus esquirlas llegar a impensables lugares. El grupo islamista Hamás acaba de radicalizar su liderazgo en la Franja de Gaza al designar a Yahya Sinwar como su jefe máximo de su brazo armado.

Detenido en Israel cumpliendo 4 cadenas perpetuas, en 2011 fue liberado después de 22 años como parte del acuerdo por el soldado Gilat Shalit en el cual 1027 presos lo hicieron, con solo 55 años llega a la cima del poder militar para poner en marcha una línea mucho más combativa, durante su cautiverio siempre manifestó que el secuestro de soldados israelíes es la principal arma que disponen, él perfectamente conoce que para todos, especialmente para los países árabes, Hamás es un problema al que nadie quiere asumir, su misión será demostrar que sin ellos no existe acuerdo alguno.

Detrás de ellos, en una sola línea, Irán e Hisbollá, éstos con 150 mil cohetes apuntando hacia el sur que cubren todo el territorio de Israel, rumores sobre la salud de su jefe Hasan Nasrala hacen que los tiempos y políticas puedan modificarse en función a éstos, nada es controlable. No olvidar que dentro de la Autoridad Palestina el recambio político está en puertas, la violencia contra Israel es la más poderosa arma electoral para hacerse con el poder.

Por un lado la política en grande, el Presidente Trump mencionando su arsenal nuclear para intimidar a Corea del Norte e Irán, proclamando un nuevo orden mundial, en pequeño aquí la realidad ya otras veces demostró que el poder expansivo es fenomenal.

Hasta la próxima

Dr Israel Rabinowicz

Israel

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