A cambio de la silla presidencial de la Junta y renunciar a competir con Pedro Sánchez
María GARCÍA CERVIJÓN | Domingo 17 de mayo de 2015
Susana Díaz, la nueva estadista del siglo XXI, la mirlo blanco del PSOE elevada a los altares por políticos, periodistas y lobbies varios de la cosa en líder indiscutible del partido fundado por Pablo Iglesias el bueno, se ha derretido como la nieve sin necesidad de que llegara el sol de agosto.
Nada ha ocurrido como ella tenía predestinado. Quería llegar a Madrid por la puerta de atrás, por mucho que ella lo negase, y adelantó elecciones en su Andalucía. Díaz pretendía pavonear su éxito y su sesgo ideológico como garantía para sacar al PSOE nacional del sitio en el que hoy habita. Su plan, y en esto hay que darle la razón al PP andaluz, era a corto plazo. Una victoria aseada, unos pactos si fueran necesarios, y ale, vuelo en AVE directo a Madrid con el fin de conquistar Moncloa.
De momento, a la diputada Díaz, con el ánimo cabizbajo y el cargo en funciones, y con tres “no” a sus espaldas, no le queda otra que digerir la negativa de Podemos y Ciudadanos, esos dos partidos con los que ella soñaba hacer manitas y así no tener que hacer las maletas de San Telmo. Y hete aquí, que sin la agenda en una mano y sin calendario en la otra, se aproximan nuevas elecciones, las municipales primero, y las generales después, y los cálculos de unos y otros no cuadran con lo esperado por la señora Díaz.
Tal es la desesperación de la dirigente socialista que ya no ve con tan malos ojos apoyar -como le pide el PP- a la lista más votada en los ayuntamientos a cambio de la silla presidencial de la Junta. A Díaz se le acumulan los problemas.
Su estrategia y su táctica han fallado…ya no se habla de su pinza con Rajoy para repartirse el poder en la capital del Reino de España y desplazar así a Podemos y al emergente Ciudadanos. Ya no se comenta su candidatura para rivalizar con Pedro Sánchez en unas primarias. Y que decir de la aclamación popular a la que ella se agarraba sin tener que someterse de este modo a las inclemencias de la democracia interna de su partido.
Pero lo que de verdad quita el sueño a Susana Díaz en este devenir plagado de pesadillas, es observar que su luz se desvanece, y que además, y ello se comenta, en algunos partidos circulan encuestas en las que si hoy se repitieran elecciones, todas las organizaciones políticas, salvo el PSOE-A, están ganando en intención de voto.
Noticias relacionadas