Cuando se habla con un adolescente, y también con muchas personas adultas carentes de formación, estas siempre se refieren a la “Ideología” o forma de gobierno de un estado o de una sociedad concreta. Que si sus creencias “religiosas”, que si sus conceptos políticos de “Izquierdas” o “Derechas”, que si su “Conservadurismo” o su “Progresismo”, pero lo que nunca hacen es examinar un poco más minuciosamente a sus élites -a los defensores de esos regímenes políticos y que son los que nombran al Líder físico de turno (presidente)- y extraer un análisis certero de cómo se comportan todos ellos y cuales son las consecuencias de su forma de gobernar.
Porque cuando observamos de manera intelectual sus actos y toma de decisiones, siempre es la misma. Es mimético su comportamiento y de muy corto recorrido. Todas esas élites siempre hacen lo mismo:
Cuando aplicamos esta plantilla a todos los movimientos políticos y en todos los momentos históricos, comprobamos con absoluta claridad que el resultado es calcado en todos los casos. No se ha librado ni la exquisita Iglesia Católica, mucho “Espíritu santo” por medio, y defensas de la Castidad y la Pobreza, pero terminaron acaparando todos los recursos económicos disponibles, todos los centros de formación y pensamiento eran suyos, hasta las Universidades fueron dogmatizadas por ellos, y si algún arquitecto, pintor, escultor o escritor quiso trabajar, lo tuvo que hacer a sus órdenes y siguiendo su estricto discurso dogmático para seguirles perpetuando en el poder. Por eso nació el Renacimiento y el Racionalismo y otros movimientos ideológicos, porque tuvieron que oponerse radicalmente a la Iglesia Católica, o no tenían nada que hacer.
Si ahora observamos desde la “Nueva Rusia” a la “vieja Cuba”. Desde Corea del Norte a Nicaragua, pasando por Venezuela o la Argentina de los Kirchner y el Brasil de los Bolsonaro, así como la India del partido nacionalista: Mucha ideología, mucha ideología, que si el “Comunismo”, que si el “Nacionalismo”, que si el “Pueblo”, o que si los pobres y desheredados, pero en todas partes, y en todas las épocas históricas, todos esos nuevos liberalizadores solo hicieron una cosa: Acaparar todos los bienes posibles, asignarse todos los privilegios, y matar de hambre, miseria y analfabetismo mental, a todas sus poblaciones.
Tanto Corea del Norte como Siria, y en su momento la India de los Nehru, no son y fueron más que monarquías disfrazadas, y de la peor calaña. Miremos la Filipinas de los Marcos. En Venezuela y Nicaragua mucha revolución, pero todos los oponentes muertos o en la cárcel, y cuatro o cinco miembros de la élite con aviones privados o del estado viajando a Miami, o por el resto del mundo como aristócratas Rusos. Tratan de imitar a estos tanto en su época los zaristas, como los actuales. Y el resto de la población subsistiendo como pueden.
¿Por qué le cuesta tanto a seres humanos con carrera universitaria observar estos hechos y no darse cuenta que todo, y todos, es una perenne farsa? ¿Cómo no ven que se utilizan unas “Ideas” y “Creencias” solo con el fin de manipular a la población pero que los comportamientos se aprecian con una simple observación? ¿Cómo no se reflexiona acerca de que pregonan grandes “Ideales” pero que tras ellos solo quedan economías absolutamente destrozadas, países sin formación alguna, y un erial de destrozos?
Por eso ellos perderán siempre, porque no construyen nada. No aportan nada al desarrollo de las sociedades. No crean a personas con “Dignidad”, se las priva de verdadera formación y se las mantiene adoctrinados en la más absoluta oscuridad. ¿Por qué no dejan votar libremente a sus poblaciones y lo primero que hacen es masacrar a la oposición? Porque no les votaría nadie, y la oposición hace pensar a la gente.
Todos ellos solo pueden perder, y perderán, porque la “Dignidad Humana”, y a la inteligencia, se las trata de tapar, pero siempre salen a flote.