OPINIÓN

En defensa de Occidente (XVII)

Carlos González | Sábado 11 de junio de 2022

Quizá sea bueno que analicemos las características comunes que engloban exactamente igual a Rusia y su cultura, y a la Civilización China. ¿Realmente, en su posición de intentar competir con el Liderazgo Cultural mundial contra Occidente, son tan iguales?



Tremendamente iguales, calcadas diría yo.- La posición de ambas partes en este conflicto, es que disponen de una organización social, un sistema político, en la práctica, y de una concepción del mundo en cuanto al poder y a las instituciones de su manejo, y más aún, de su “Control”, calcado uno del otro. También era así en el pasado todo Occidente, pero hemos evolucionado, porque nosotros sabemos que ese modelo ha fracasado hace muchísimos años.

De entrada, ellos no heredaron, como heredó Occidente, el concepto de Asamblea y decisión mayoritaria de la ciudad -Polis- por la mayoría de sus ciudadanos expresada en público y sin represión alguna. Aunque esto fue minoritario y en Ciudades-Estado, pero lo que Rusia y China nunca heredaron ni aplicaron, porque no se lo enseñó nadie, tal como a nosotros nos lo enseñaron los Romanos, es que el “Estado” -que sí usan esa palabra, pero no saben lo que significa- no es propiedad de unos u otros, sino la organización que nos engloba a todos. Este pasa a ser propiedad y responsabilidad de todos y por ello todos somos… “Ciudadanos”.

Y la única forma, por lo menos hasta ahora, de que convivamos y nos organizamos es con el mecanismo que dichos Juristas Romanos nos enseñaron: Con leyes formalmente dictadas, y jueces independientes y no corruptos que las apliquen.

Como no heredaron lo anterior, nunca han aplicado -ni aplican- un control del poder y una, aunque formal, sumisión a la decisión mayoritaria del grupo. Por eso ellos nunca pasaron, ni entienden aún hoy día que se pase, por la Cortes del Reino de León, de 1.188, ni las de Castilla, de 1.189, en las que el rey convocó Cortes para solicitar autorización para casar a su hija -¿alguien se imagina a Putin o a Xi Jinping, solicitando con quien se casan, o con quien casan a sus hijos?- y menos aún entenderán que los ingleses, por poder del grupo social -allí de un incipiente parlamento- le cortase la cabeza a su rey el 23 de Enero de 1.649 (Dios mío, 1.649) y los franceses el 23 de Enero de 1.793, por orden de su Asamblea Nacional. En ambos casos porque esos reyes decían que les había nombrado un tal Dios. Como en el juicio no demostraron el acta notarial por la cual ese Dios les nombró, pues les cortaron la cabeza por mentirosos. ¿Alguien en China o Rusia se imagina que se juzgue a sus líderes y se les corte la cabeza por no respetar las leyes dictadas por una “Asamblea” formada por la mayoría de sus ciudadanos?

Hoy en día ambos sostienen lo mismo, Putin y las élites rusas dicen que les nombró al frente del poder “La Patria” -nadie sabe donde vive esa señora ni la edad que tiene- y el Partido comunista Chino dice que tiene el poder porque ante notario se lo firmó una tal “Historia”. ¿Alguien se imagina que sus ciudadanos les llevasen a juicio y les obligasen a presentar los poderes notariales? Absurdo, ni ellos conciben ese juicio, y menos aún que deban rendir cuentas a sus vecinos, y presentarles el documento bajo el cual disponen de legitimidad para ostentar el poder absoluto.

Ambos están en la mismísima posición, y tienen los mismos intereses, porque su concepción del poder es omnímoda. No deben rendir cuentas a nadie, y a todo aquel conciudadano -y si está formado y dispone de conocimientos peor- que alegue que desea presentarse a una elección libre para que otros puedan votarlo, lo masacran sin piedad, y también a todo el que les apoye.

Ambos pretenden mantener a todos sus ciudadanos como súbditos. Y los tratan como a niños pequeños a los que hay que mandar, ordenar sus vidas y reprender y castigar si no cumplen las normas que ellos, y sin control alguno, dictan. Prueba de ello es que sus súbditos no pueden conocer un hecho cierto, tal como la caída de un avión o el hundimiento de un barco, porque si un periodista publica esta noticia es encerrado en una cárcel, o asesinado vilmente. Véase estos días como grandes catedráticos Rusos, jueces, ingenieros, médicos o directores de orquesta, no pueden saber que hay una guerra en Ucrania. Menos aún que se han derribado este o aquel edificio o monumento, o que ha muerto esta o aquella persona, o cuantos soldados han caído en la batalla.

Hemos de saber y dominar con soltura -algo que ellos dos carecen-, que la llamada “Democracia”, o el “Imperio del Derecho”, no es una ideología, ni una forma de pensar, sino una técnica de organización social. Los Francos, Visigodos, Sajones, Magiares o Lombardos, por su fortaleza y brutalidad en combate, invadieron o fueron llamados para luchar dentro del Imperio Romano, pero después, si quisieron crear una sociedad más allá de “Bestias Pardas” y chozas de paja y pieles, tuvieron que aceptar los conceptos de moral Cristiana, a la que se convirtieron, y la aplicación de la Ley Romana, la que usaron sin oposición alguna. Por eso todos ellos, sin distinción, pudieron crear sociedades con ciudades adoquinadas y alcantarillado, como Roma. De lo contrario seguirían por el campo abierto oliéndoles el culo a sus vacas y caballos, y espada en mano todo el día, tal como hacen los Coreanos del Norte y Rusia, que solo saben construir Misiles y Armas y ni siquiera un frigorífico o un teléfono inteligente.

Nunca, con la mentalidad suya, su política y sus formas de organización social, podrán Rusos y Chinos acceder a “Liderar Globalización alguna”, porque para hacerlo es imprescindible la Ley Romana. ¿Qué significa esta? - Ya lo demostraron con el Panteón en el año 185 D.C. “Que cada uno puede rezar al Dios que le venga en gana, o seguir la ideología que crea conveniente, es algo que solo pertenece a su intimidad y nadie puede entrar en su corazón, pero las cuestiones de la “Res Pública”, palabra por la que se designan Rusos y Chinos, -qué contradicción- es decir, la organización del estado, solo puede llevarse a cabo por leyes transparentes dictadas por un “Senado” libremente electo, y con posibilidades de que cada senador, pueda alegar libremente lo que quiera, sin que nadie le obligue a defender lo contrario de lo que su digno saber y entender le dicte”.

Lo demás… Lo demás solo son patrañas de dictadorzuelos de bolsillo.

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