La petición del “New York Times” para que el presidente Obama desclasifique las famosas “28 páginas” sobre la implicación de Arabia Saudí en los atentados del 11-S, representa un antes y un después en la alianza de Estados Unidos con la principal monarquía petrolera del Golfo Pérsico. El apoyo del diario más influyente estadounidense a la campaña de prensa para desvelar la autoría del mayor acto terrorista sufrido por Norteamérica, anticipa que Obama dará a conocer el contenido de las páginas censuradas y que se lo habría adelantado al rey Salmán durante su entrevista esta semana en Riad.
Al popular programa de la cadena CBS “60 minutos”se sucedía el viernes 22 de abril, apenas veinticuatro horas después del encuentro en Riad entre el presidente Obama y el rey Salmánbin Abdulaziz, un duro editorial del “New York Times” (NYT)que bajo el expresivo titular “Asuntos Pendientes desde el 9/11” exigía “la desclasificación inmediata de las 28 páginas”. Argumenta el diario que “los estadounidenses aún no saben exactamente por qué 15 de los 19 secuestradores de Al Qaeda eran ciudadanos saudíes y eso indica el esfuerzo de influyentes saudíes, e incluso de su poderoso sistema religioso, en apoyar la trama”.
El editorial del considerado el periódico más influyente de Estados Unidos subraya que “catorce años después de su finalización, el informe completo de la investigación de Congreso sobre el 9/11 no se ha publicado. Veintiocho páginas se mantienen en secreto en medio de las sospechas de que su contenido podría implicar al Gobierno saudí y a ciudadanos saudíes en el ataque terrorista”. Recuerda el rotativo que el presidente George W. Bush ordenó en 2002 mantener en secreto esas páginas y que en 2014 el presidente Obama, empujado por familiares de las víctimas del 9/11, pidió a los funcionarios de inteligencia que trabajasen en la desclasificación del material.
Organizaciones benéficas saudíes
El NYT cita al ex senador Bob Graham, que fue copresidente de la Comisión de investigación del Congreso, y entrevistado por el citado programa “60 minutos”, quien viene defendiendo durante años las “evidencias de complicidad de las instituciones y las personas más allá de los 19 terroristas”. Asimismo, cita a “Ben Rhodes, funcionario de la Casa Blanca, quien afirmó el lunes, que había un gran número de personas muy ricas en Arabia Saudí que contribuían, a veces directamente o mediante organizaciones benéficas, a (financiar) los grupos extremistas”. E insiste el diario neoyorkino que “debido a que esas conexiones permanecen sin explicación, es importante que el informe completo del Congreso sea desclasificado”.
La polémica Ley JASTA
Pero el NYT va más allá al abordar el proyecto de ley JASTA, aprobado el pasado enero por el Comité de Justicia del Senado, que permitiría responsabilizar a Arabia Saudí ante los tribunales de Estados Unidos. “Hasta ahora las demandas de los familiares de las víctimas del 9/11 contralos miembros de la familia real saudí, bancos e instituciones de beneficencia -apunta el editorial- se han visto frustradas debido a que, según los críticos, los tribunales federales interpretan mal la intención del Congreso relativa a la inmunidad para las naciones extranjeras por demandas privadas”. Mientras que una parte de senadores y congresistas defienden que un Estado soberano perdería su inmunidad si se le encuentra culpable de ataques terroristas en suelo norteamericano, Obama se muestra contrario a que la ley salga adelante porque podría llevar a los países a demandar a Estados Unidos cuando ocupa militarmente cualquier nación del mundo.
Concluye el editorial del “New York Times” reconociendo que el debate sobre el 11-S se produce en el peor momento de las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudí “sacudidas gravemente por los conflictos de Irán y Siria, y el apoyo de los saudíes al wahabismo, una forma extremista del Islam que inspira a Al Qaeda y al Estado Islámico”.
Medios diplomáticos europeos sostienen que el presidente Obama habría informado al rey Salmán durante su entrevista en Riad que está dispuesto a desclasificar las 28 páginas del informe, en respuesta al doble juego saudí respecto al Estado Islámico. Oficialmente el Gobierno de Riad coopera con Estados Unidos en la identificación de células yihadistas, pero en privado príncipes prosiguen financiando la Yihad global, eje del sunismo más radical.