OPINIÓN

Una historia sobre los peligros de los inmigrantes

Un español en Alemania (123)

Jose Mateos Mariscal | Lunes 13 de septiembre de 2021
Migración implica no sólo un cambio geográfico, sino una movilización de vicisitudes a nivel social-afectivo y cultural (idiomático en algunos casos), lo cual incide de manera significativa en la subjetividad de las/os migrantes.

Es tiempo de realizar una mirada hacia el niño o niña migrante. Desde mi experiencia observo a menudo casos donde los/as niños/as quedan excluidos de la decisión y desarrollo de la propuesta migratoria (o de expatriación). Adultos, preocupados para que el proyecto funcione, descuidan la intervención y colaboración del niño en el mismo, minimizan sus emociones, intentan sobreprotegerle, no consintiéndole un espacio para que entienda, elabore y simbolice esa transición de un cambio de lugar a otro, donde no realizan rituales necesarios de separación que implica esa mudanza (sea en el interior o al exterior de un país) con sus respectivas perdidas que esto implica.

Los resultados de esta acción: “exclusión-observador no participante infantil” puede originarle, a corto o mediano plazo, diferentes características psicosomáticas en el funcionamiento de su personalidad (hipersensibilidad, dependencia, angustias de separación intensa, sobreadaptación, mentalización), como manifestaciones de conductas regresivas (de habilidades ya adquiridas) y/o agresivas, alteraciones del sueño como pesadillas, acciones que repercute en sus relaciones interpersonales y sus formas de aprendizaje, afectando significativamente en la singularidad del/la menor.

La participación del niño, en todas las fases (principalmente en las iniciales) del proceso migratorio, independientemente de la edad y en la medida que pueda, ayuda y aporta beneficios para el bienestar psico-emocional infantil, fundamental para la preparación de la adaptación, asimilación y flexibilidad de tolerancia de la nueva cultura del lugar que llegará, disminución de ansiedad, frustración u otra sensación vinculada al desarraigo, y malestar.

Escuchar la “voz” del niño o niña, permitirle transitar sus malestares, sentimientos de soledad, responder preguntas de conceptos construidos y fantasías, sus miedos, incertidumbre, dudas, inseguridades que generan el migrar, sin introspección culposa. Irse del país: la necesidad de construir una segunda oportunidad.

Es recomendable tener asesoramiento y seguimiento psicológico. Que la familia migrante se sienta acompañada por psicólogo/a especialistas en migración. Construir un espacio para la salud mental en las diferentes fases del proceso migratorio. Tener un lugar receptivo de escucha del deseo, de trabajo sobre sus habilidades, fortalezas, dificultades y resistencias de cada uno como pieza de esa dinámica familiar para el viaje. En esta aventura migratoria, la familia cruza nuevas oportunidades, crecimiento y desafíos, y descubre que esta en un continuo cambio en la identidad individual como de equipo.

Testimonios: La vida de los alumnos españoles en las aulas alemanas

De acuerdo al capítulo sobre educación del Inmigración en Alemania: una mirada multidimensional, los escolares españoles migrantes tienen mejores notas que sus compañeros, aunque están atrás en nivel nacional, debido a los colegios en que estudian. Revisa aquí el relato en primera persona del director de un Instituto Alemán y dos alumnos españoles sobre cómo han vivido el proceso de integración.

Entre las áreas y conclusiones del informe que ‘Un español en Alemania’ irá desglosando por entregas, uno de los temas que tiene una dedicación especial es el de los alumnos españoles migrantes en Alemania. Así, el estudio apunta a que los estudiantes extranjeros tienen mejores notas que sus pares alemanes, pero que en el panorama general están detrás debido a los colegios en los que estudian. Para ahondar en la realidad y conocer la mirada de sus protagonistas, este medio recogió testimonios en primera persona del director de un Instituto Alemán y dos alumnos sobre cómo han vivido el proceso de integración.

Robert Beltran: Director del Helmholtz-Gymnasium en Wuppertal

"Los estudiantes migrantes españoles generan una sinergia interesante y desafiante. Tienen algunas características que a veces en los niños alemanes uno no observa. Traen con mucha fuerza la necesidad de realizar un proyecto, vienen con mucha voluntad y motivación. Se ven bien alegres. Otra característica es la capacidad de diálogo. Por ejemplo, yo tengo todo el centro de estudiantes multicultural, no hay solo una nacionalidad. En marzo me entregaron un petitorio y ellos encantados de trabajar juntos. En la parte pedagógica uno observa mejor lenguaje, vocabulario, modulación. También se ven diferencias en los hábitos de trabajo. Traen un rigor académico de mayor exigencia, en clases están más receptivos y tienen mejores hábitos. Otro factor es el deseo de ellos de compartir su cultura".

Marina Paz: Alumna del colegio del Helmholtz-Gymnasium en Wuppertal

"Llegué hace casi tres años desde España a Alemania. Al principio encontrar un colegio en Alemania fue complicado, el idioma muy complicado, no sabíamos dónde había cupo o cómo era la educación. Por suerte conseguimos este en Wuppertal y comencé Primero Medio. Allá estaba en uno de ciencias, por lo que fue un cambio muy drástico llegar a un colegio técnico. Lo más distinto son los horarios. Las clases se me hicieron sencillas, porque los temas ya los había visto y entendido. Tuve la suerte de encontrarme con un lugar muy multicultural, había muchas personas de España, no era una cultura extraña. La gente alemana también nos aceptó súper bien, quisieron aprender cosas nuevas de nuestra gastronomía y costumbres típicas de allá. Un sintió bastante acogedor".

Adrián Jiménez: Alumno del Helmholtz-Gymnasium en Wuppertal

"Llegué el 23 de diciembre desde España a Alemania. El idioma muy difícil. Iba a terminar el Bachillerato cuando tuve que venirme con mi mamá que ya estaba en Alemania. Allá en España no daban muchas materias o clases, porque había pocos profesores o se iban los alumnos. Las cosas nuevas que vi cuando entré en instituto fueron los muchachos con cabello pintado o largo. Fue extraño, pero es algo con lo que puedo convivir, es normal. Gracias al instituto conocí a varios compañeros y pude tener un avance en mi carrera musical. Se me ha hecho muy fácil, porque aquí se pueden conseguir los recursos y el profesor de música me ha ayudado mucho. Al principio pensé que iba a ser un poco molesto empezar a estudiar en Alemania porque creí que me iban a tratar diferente por ser extranjero, pero fue muy agradable. Estoy súper agradecido".

La historia de un emigrante más

Una gran historia sobre los peligros de los inmigrantes en cualquier parte de mundo:

El reciente capítulo de un emigrante más por ‘Un español en Alemania’, nos entrega una gran historia, una luz en la oscuridad, sobre el tema migratorio, sobre el trato que reciben los inmigrantes en cualquier país.

Jose Mateos Mariscal nació en el año de 1973 en una zona muy pobre de Zamora (España), el Barrio de Rabiche. Era el último varón de cuatro hermanos. Cuando él cumplió los tres años de edad sus padres decidieron emigrar a la Ciudad de Solingen (Alemania), buscando una vida mejor mudándose de ciudad en ciudad a través del tiempo. Se establecieron en una última colonia en Rabiche, en la que él creció yendo a la escuela, trabajando y al mismo tiempo, aprovechando de sus hobbies los que eran jugar fútbol, leer y escuchar música.

A los 18 años de edad le entró una curiosidad por conocer y emigrar a Alemania, pues ya que era un sueño para él conocer aquel país del norte. Una mañana se levantó y decidió tomar una pequeña maleta y decidió cumplir su tan anhelado sueño, pero nada ni nadie sabía que ese anhelo le iba a costar soledad, hambre y tristezas. Para buscar y encontrar su sueño tuvo que pasar por varias situaciones no muy agradables, pero gracias a eso aprendió a sobresalir y a ganarse el respeto de algunas personas, sin darse por vencido en ningún momento y tratando de ser mejor día con día.

“Los Inmigrantes presentamos diversos rostros, sueños, esperanzas, aspiraciones. Sin embargo, somos víctimas de la tragedia humana amarga de la discriminación y el racismo, vulnerables, excluidos, prisioneros de la pobreza, casi esclavos, amenazados permanentemente, violentados, abusados y explotados, considerados como una fuerza de trabajo esencial, mantenemos el sistema de salud funcionando, cultivando los campos y granjas, cuidando ancianos y niños. Soñadores, empleados domésticos, trabajadores calificados, de construcción, solicitantes de asilo y asilados, refugiados, desplazados, auto deportados, con una elevada disparidad de ingresos, escaso acceso a los servicios de salud, con limitado acceso a los programas sociales, sufrientes de una injusta retórica antiinmigrante, sujetos a un perfil racial, discursos xenófobos, insultos y falsedades, deportaciones masivas y cotidianas, crímenes de odio, cálculo político y negociación en las campañas electorales con promesas no cumplidas son considerados necesarios pero no bienvenidos”.

“Somos conscientes que el desafío histórico de los inmigrantes es el de conseguir aportar, enriquecer, hacer más plural una Europa, con su lengua, con su sensibilidad, modos de vida, arte, religiosidad, valores, diversidad, con su cosmovisión ante la vida y el mundo, con una dimensión civilizadora propia. Y ese es su mayor potencial, no sólo cultural, sino político a largo plazo en la historia futura de Europa”.

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