Tras conocerse las reuniones de Puigdemont y Alay en Moscú
Joaquín ABAD | Sábado 04 de septiembre de 2021
La revelación, que incluso ha sido publicada por The New York Times, sobre la colaboración del espionaje ruso en los incidentes promovidos tras el intento separatista de Cataluña, a los que les interesa una España rota y separada de la Unión Europea, es peccata minuta ante la advertencia de cierto servicio americano, sobre la penetración del espionaje de Moscú en nuestras fuerzas armadas.
En concreto, cierto servicio americano ha informado a la cúpula del Ministerio de Defensa, que ha quedado desconcertada por el alcance de la infiltración, del GRU, servicio de inteligencia militar de Rusia, en las Fuerzas Armadas. Dicha infiltración se ha servido del partido que cogobierna en España, Podemos, y alcanza a varios cientos de militares de la escala de suboficiales -en la escala superior la penetración no ha sido relevante-. Muchos lo hacen simplemente por sentirse afines a la ideología comunista y otros a cambio de diferentes favores o por dinero.
La cúpula del ministerio de Defensa, al conocer el alcance de la penetración rusa, ha quedado tan sorprendida que hasta ahora se ha limitado a tratar de que la información sensible a la que puedan acceder los militares penetrados no sea relevante, a la espera de poder tomar otras medidas más contundentes. Entienden que en la actual situación donde Podemos gobierna no sería prudente actuar contra dicha falla en nuestras fuerzas armadas. No obstante, la penetración rusa ha alarmado a la inteligencia militar norteamericana, al haberse producido en un país que no sólo es miembro de la OTAN, sino que mantiene acuerdos militares bilaterales con Estados Unidos.
Los agentes rusos están muy activos dado el interés de Moscú en intervenir en la Unión Europea, comenzando por la cuña del separatismo en Cataluña y apoyados, en nuestro caso, por un Podemos financiado por un a serie de países bajo su órbita: Irán, Venezuela, Ecuador, Bolivia…
Como señala el prestigioso medio, para Rusia, la vinculación con los separatistas iba en línea con la estrategia del presidente Vladimir Putin para intentar promover alteraciones en Occidente al apoyar movimientos políticos divisivos. Cabe recordar en Italia las grabaciones secretas de audio que revelaron un complot ruso para financiar a escondidas a la Liga, un partido de ultraderecha; en Reino Unido, una investigación del Times divulgó conversaciones entre figuras marginales de la extrema derecha para abrir cuentas bancarias en Moscú; y, en España, los rusos también han ofrecido asistencia a partidos de extrema derecha, según el informe de inteligencia.
Muchos de los funcionarios con los que se reunió en Moscú están involucrados en lo que se ha conocido como la guerra híbrida del Kremlin contra Occidente: “Se trata de una estrategia de varias capas que emplea propaganda y desinformación, financiamiento secreto y movimientos políticos desestabilizadores, ataques informáticos y fugas de información (como en la elección presidencial de 2016) y medidas activas como asesinatos a sueldo para erosionar la estabilidad de los adversarios de Moscú”.
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