El país caribeño vuelve a ser noticia de una tragedia natural: el sábado 15 de agosto, un terremoto de magnitud 7,2 asoló el suroeste del país. Se han contabilizado 1.297 fallecidos y se espera que este balance siga aumentando, puesto que, en tan solo 24 horas, la cifra se ha duplicado. Los hospitales que están en pie, se encuentran desbordados y se necesita de ayuda humanitaria internacional. Este terremoto forma parte de los diez más letales del pasado cuarto de siglo en Latinoamérica. Se ha producido a unos 12 kilómetros de la localidad de Saint-Louis du Sud y se ha llegado a sentir en las islas vecinas de República Dominicana y Cuba.
Este terremoto es similar en magnitud al que se produjo en enero de 2010, que destruyó gran parte del área metropolitana de Puerto Príncipe, la capital y causó, al menos, 300.000 muertos. Lo que diferencia a ambos seísmos es que este año, el Gobierno parece haber aprendido y ha prometido actuar de manera “más adecuada”. En 2010, la mala gestión ocasionó la malversación de fondos millonarios, gestionados por ONGs sin ningún control oficial. Desde este lunes, el aeropuerto de Puerto Príncipe congregó a médicos y trabajadores humanitarios, que se movilizaron hacia el sur de Haití con equipos humanitarios y suministros.
Los heridos más graves están siendo trasladados a zonas cercanas del aeropuerto de Los Cayos y los afectados, en helicóptero y pequeños aviones rumbo Puerto Príncipe. También desde el domingo, empezó a llegar el rescate humanitario, incluyendo 65 rescatistas de EE.UU. Asimismo, el primer ministro, Henry, se desplazó a Los Cayos y visitó varios hospitales para mostrar su apoyo a los damnificados. Henry reafirmó la necesidad de ayuda inminente que requiere Haití para atender a los heridos, aparte de apoyo logístico y sanitario. Otros países han mostrado su apoyo: Panamá establecerá un centro de acopio para recolectar ayuda, Chile facilitará un avión de carga para el envío de asistencia, México, Ecuador, Colombia, la República Dominicana y Francia, enviarán personal, suministros de emergencia y equipo médico.
Haití se prepara para la llegada de un ciclón tropical, al que han apodado “Grace” y que, según las previsiones, causará acumulaciones de entre 75-100 mm de lluvia y fuertes ráfagas de viento. La población que se ha quedado en la calle es la que sufre las peores consecuencias y con esta tormenta, las enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, se propagarán más. En este panorama, el primer ministro ha recordado la necesidad de unión del pueblo haitiano que, además, sufre una crisis política desde 2018, desde que su presidente fuera asesinado, sumado a la crisis económica.