El juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, ha dado por concluida la instrucción y su resolución ha sido procesar al exministro Jorge Fernández Díaz y a su exnúmero dos, Francisco Martínez. Ambos están a un paso del banquillo, junto con parte de la cúpula política y policial del Ministerio del Interior. La que se libra del banquillo es María Dolores de Cospedal, exsecretaria general del PP entre 2008 y 2018. Fue en noviembre de 2018 cuando dejó su escaño en el Congreso de los Diputados por la polémica que lo relacionaba con José Manuel Villarejo, excomisario del Cuerpo Nacional de Policía. En septiembre de 2020 la Fiscalía Anticorrupción solicitó a García Castellón que investigara a Cospedal en relación con la Operación Kitchen de espionaje a Bárcenas.
Tanto la exsecretaria del PP como su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, serán exculpados, tras no haber encontrado suficientes indicios que los vinculen con la trama. Este jueves era la fecha límite del periodo de instrucción, a no ser que se diera una prórroga, pero finalmente el juez del caso ha decidido concluir esta fase. En un principio, el juez de instrucción imputó a Cospedal y su marido por delitos de “cohecho, malversación y tráfico de influencias”, al considerar que su participación pudo ser decisiva en el dispositivo ilegal que se montó para robar información comprometedora para Bárcenas. En aquella época el extesorero libraba batalla por la financiación irregular del PP.
El expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy se ha librado de comparecer ante la Audiencia Nacional. Mientras que Villarejo ha pasado casi cuatro años en prisión provisional, el líder de los populares no tendrá ni que sentarse en el banquillo. El excomisario ha confirmado que “informaba de los avances de la operación de espionaje y entregó varios teléfonos con los que supuestamente contactaba con el expresidente”. Quien sí irá a banquillo será el exministro de Interior, Jorge Fernández, el exsecretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, el exdirector adjunto Operativo, Eugenio Pino, los responsables policiales e, incluso, el chófer de Bárcenas.
El juez instructor ha explicado en su auto de 70 páginas que la trama de espionaje consistía en “captar a un colaborador, cercano a la familia Bárcenas, capaz de facilitar la información y el acceso a la documentación […]. La persona elegida fue Sergio Javier Ríos Esgueva —apodado Kitchen”, de ahí el nombre de la operación. El Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía, Eugenio Pino, habría encomendado a Manuel Villarejo y a Enrique García, ganarse la confianza y lograr que el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, colaborase. Si Ríos proporcionaba esta información de su jefe, le entregarían a cambio 2.000 euros mensuales.