El último informe del Tribunal de Cuentas ha alertado sobre 25 empresas, fundaciones y organismos públicos, que no han presentado ni un solo dato ante el organismo. Además, habría al menos, otros 84, públicos o mixtos, con distintas funciones, que han entregado la documentación fuera de plazo.
La sociedad que ha batido el récord ha sido Lonja Gijon-Musel, S.A., que tardó 263 días. El informe, publicado el pasado 24 de junio, afirma que “faltan datos sobre algunas entidades públicas, por lo que es imposible dar una imagen completamente fiel de las cuentas estatales”. Además, “no se han integrado las cuentas de 54 entidades del grupo, de un total de 441”.
Entre los organismos que no han presentado sus datos al Tribunal de Cuentas, figuran: el Instituto Español de Oceanografía, el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, la Fundación Internacional para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas y, la la Fundación UIMP-Campo de Gibraltar. Caso aparte es el de el Centro Nacional de Inteligencia, que no tiene que rendir cuentas ante el Tribunal, ya que su información se considera clasificada y está controlada por el Tribunal Supremo y la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso de los Diputados.
Algunas de las entidades que se retrasaron en la entrega de la documentación están: el Boletín Oficial del Estado, el Instituto Cervantes, el Centro de Supercomputación de Barcelona, 30 consorcios distintos adscritos a la UNED y la Fundación Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo.
Ante esta falta de transparencia o rendimiento, los fiscalizadores del Tribunal de Cuentas han alertado, entre otros, que desde 1992, el organismo carece de un inventario completo de bienes dentro de la Tesorería General de la Seguridad Social. Esto se aprobó hace casi 10 años, pero aún no ha salido adelante.
Otro problema es que el organismo utiliza un sistema informático propio, que no interactúa con el resto de herramientas de la Administración, de la que dependen estas empresas, fundaciones y organismos públicos. No menos importante es la falta de valorización en el balance del fondo pictórico del Museo Reina Sofía, algo que se debe a su procedencia y su difícil valoración.