En Nueva York, las tasas de violencia armada se han disparado desde los últimos años y, concretamente, en ese fin de semana han muerto 26 personas en 21 tiroteos. En Chicago, 83 personas han resultado heridas de bala, entre ellas dos niñas de cinco y seis años, y 14 han perdido la vida, en lo que han llamado el “fin de semana más complicado del año”. A pesar de que en esta ciudad la tasa de homicidios sea un 2 % inferior a la del mismo periodo en 2020, el número de víctimas es un 14 % mayor.
En Fort Worth, Texas, ocho personas resultaron heridas en la madrugada del domingo, tras una discusión entre un grupo de hombres. Uno de ellos empezó a disparar cuando se marchaba, “hacia grupos de personas” y varias de ellas le devolvieron los disparos. Más alarmante fue un tiroteo en Norfolk, Virginia, donde cuatro menores fueron heridos de bala el viernes por la tarde, entre ellos una niña de seis años que recibió graves heridas que pusieron en peligro su vida. Por suerte, no hay que lamentar fallecidos. Sin embargo, la policía de Norfolk identificó a un menor de 15 años como uno de los posibles atacantes.
A las afueras de Atlanta, el golfista Gene Siller murió a causa de un disparo en un club de campo el sábado y todavía la policía sigue buscando al culpable. Siller fue encontrado tendido en el suelo con una “aparente herida de bala en la cabeza” y no pudo ser atendido en un hospital. También se encontraron dos víctimas más de disparos en el club. En Dallas, Texas, la policía respondió a dos tiroteos el 4 de julio, en los que cinco hombres recibieron disparos y tres de ellas murieron tras ser trasladadas al hospital. Y la lista sigue.
Ante estos trágicos sucesos, el presidente Joe Biden ha anunciado una serie de medidas preventivas, especialmente dirigidas a las llamadas “armas fantasma”, que se venden sin número de serie ni información de identificación. Biden ya había prometido en su campaña electoral que sería severo, pero todavía los datos son alarmantes en EE.UU. Mientras, los republicanos responsabilizan a la Administración demócrata del aumento de los delitos, puesto que las muertes por armas de fuego en 2021 son más de un 24 % mayores que en el mismo periodo de 2019. Biden ha calificado estos incidentes como “una pandemia”.