Pedro Soriano, secretario de Relaciones Institucionales de CONTIGO Somos Democracia (CSD), considera que:
“La imposición del mal llamado ‘lenguaje inclusivo’ destroza el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE). Es una manera totalitaria, y no reconocida, promocionada desde el mismísimo Gobierno de España. Los ministros abalan términos como ‘todos’, ‘todas’ y ‘todes’, al igual que el presidente del Ejecutivo”.
Soriano respalda su argumento con lo que dice la Real Academia de la Lengua Española: “El uso de la letra «e» como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical (‘chicos’) ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género”.
Soriano ha afirmado que:
“En España estamos degenerando en un discurso políticamente correcto, aunque en países como Francia han optado por prohibir el lenguaje inclusivo en textos institucionales. Los discursos insisten aquí en el ‘compañeros’ y ‘compañeras’ cuando la igualdad no es que te llamen ‘arquitecta’ o ‘jueza’, es que te paguen igual y tengas las mismas oportunidades”.
El secretario de Relaciones Institucionales de CONTIGO ha afirmado que:
“Nuestro idioma es un sistema estructurado y coherente de comunicación que permite la transmisión de ideas. No es una estructura inmutable, pero tiene reglas normativas que sirven para un uso apropiado del mismo. Apañados estamos si eso es todo lo que se les ocurre a los socialistas y ‘socialistos’ que ostentan cargos públicos y “cargas públicas”.
Todo empezó -continúa- con aquellas gracietas de la exmujer de Felipe González con los ‘jóvenes’ y ‘jóvenas’, y por los ‘miembros’ y ‘miembras’ de Bibiana Aído, la ministra bloguera, y a este disparate hemos llegado”.
Soriano ha recomendado que:
“Dejemos a los ‘docentes’ y a las ‘docentes’ (y no ‘docentas’) que nos conduzcan por la senda de la sensatez y que impongan una cierta racionalidad en el tratamiento del idioma universal, tan prolífico como versátil, nacido en San Millán de la Cogolla y testigo de excepción de las primeras palabras escritas en castellano. Mientras tanto ‘nosotros’, ‘nosotras’ (y no ‘nosotres’) cumplamos con las reglas que nos hemos dado y enriquezcamos nuestro idioma usándolo de una forma correcta; sin tener que recurrir a la mal llamada libertad de expresión”.