Luys Coleto | Viernes 26 de marzo de 2021
El hexágono, en estricta puridad hermenéutica, representa el perpetuo movimiento de la creación. Morir y renacer. Reinicio. Resetear. Great Reseat. ¿Les suena? Algo así como el camino que siguen los procesos permanentes de renovación a través de la transformación y el cambio. Es el hexágono o morir. Ahora o nunca, y los degenerados sociópatas ciberpoligoneros lo tienen claro. La plandemia, minucia al lado de la ciber-plandemia en ciernes. Y el simbolismo de su logo, crucial. El citado hexágono. Y más.
Hexágono: transhumanos en ciudades de mierda
Y recordemos, volanderas pinceladas, todo tan hermético, el significado simbólico de semejante polígono. Cuando la sonda Voyager pasó por Saturno (Cronos devorando a sus hijos, memento), tomó unas fotografías insólitas de su polo Norte. Poseía un claro hexágono. Teosofía y cábala mixturadas, dado que la Estrella de David, azulón hexagrama, es uno de los más manipulados símbolos por parte movimiento teosófico, además de la bandera de Israel. El venerable sabath, sábado, el día de Saturno, día sagrado de la semana para los judíos.
Otro apunte. La geometría hexagonal es fundamental para la vida, tanto orgánica como inorgánica. Las bases del ADN (Adenina, Citosina, Timina y Guanina) son hexagonales, y muchas moléculas bioquímicas también lo son. Las abejas (sagradas para los egipcios y presentes en simbología masónica) construyen celdas hexagonales en sus colmenas. Y en este manicomio plandémico vislumbramos todo esto: mutación de nuestro ADN, de nuestro ser. Mutaciones antropológicas, transhumanismo mediante.
Y colmenas. Ciudades-colmenas. Las ciudades de mierda del futuro que nos aguardan. Smart cities, babosa y payasesca retórica. Con sus abejas reinas y sus zánganos sacrificables. Y sacrificados, transhumanos. Y transhumanizados. Lo propio de la tiranía feminazi. O femibolche. El hexágono, pues, y sus fascinantes implicaciones metafísicas.
El azul masónico, el diabólico CERN y la diosa Shiva
El azul, fundamental color masónico. En nuestro caso asociado a inquietante simbología. Veamos en primer lugar el poderoso recuerdo del CERN (Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire- Organización Europea para la Investigación Nuclear). Y en referencia al logotipo primario del CERN, recuerden los anillos entrelazados: podían considerarse sin forzar en exceso el cacumen como tres figuras «6» (bordeando el símbolo). Símbolo 666, claramente visible.
Y otra vez las chalaúras dizque espirituales. La estatua de la diosa hindú Shiva que se puede ver a las afueras del edificio de la sede en Ginebra, helvética localidad, clave para entender en su hondura la internacional masónica: origen de tantos y revolucionarios males contemporáneos.
Shiva, a la sazón, simboliza la creación, la muerte y la destrucción. Como el antedicho hexágono de los ciberpoligoneros. Preguntita, preguntita. ¿Por qué el Consejo de Investigación Nuclear elegiría a la deidad de la destrucción ( y la "recreación") como su mascotilla corporativa. Debemos señalar, no obstante, que la estatua de la deidad india fue un regalo del gobierno indio, inequívoca potencia militar por otra parte, recibido en 2004.
¿Pedofilia VIP?
Y ahora la turbación. Abisal. Nada que nos sorprenda, obvio. Simbología pedófila. El triángulo azul es el símbolo de los pedófilos que se identifican a sí mismos como boylovers, el corazón significa que se tiene interés por las niñas, y la mariposa con las alas azules y rosas significa que le gustan indistintamente ambos sexos. Son símbolos básicos e infantiles duplicados, donde la forma más grande representa al adulto que “acoge” al pequeño, que sería el dibujo de menor tamaño. Cuanto más fino es el trazo de la línea, de menor edad es el perfil de víctima. Bebés, incluso. Y recuerden lo no visto, valga la irresoluble aporía, en Eyes Wide Shut…
…Y este el "maravilloso" mundo que nos tienen preparados. Pura tiranía, tecnológica y sanitaria, por ejemplo. Y criminal depravación a espuertas. No lo consintamos.
En fin.
Noticias relacionadas