Luys Coleto | Domingo 07 de marzo de 2021
Ciudad italiana de Bérgamo. Durante los pasados días parecieron carteles sobre la actual campaña de “vacunación” con los símbolos gubernamentales del Istituto Superiore di Sanità, el Ministro de Salud y AIFA (Agencia Italiana de Medicamentos) y con los logos de algunas mafiosas de FARMAFIA. A saber, algo nos suenan, también, a los españoles. AstraZeneca, Pfizer/BionTech, Moderna. Fabricantes de los matarratas transgénicos…y sus consiguientes terapias genéticas.
Vacunas, horror “sanitario”, pretexto para el transhumanismo
En tales carteles, exhaustiva y minuciosa lista de ingredientes de la vacuna. Teniendo en cuenta que lo digital y las vacunas viajan juntos en este horror y teatro plandémicos debemos esperar que todo el nuevo paradigma cibernético y tecno-médico se vaya paulatinamente confirmando. El problemilla, pues, es que lo quieren hacer a costa de nuestros cuerpos. Y no deberíamos, bajo ningún concepto, consentirlo.
Cartelería en Bérgamo, información veraz, veracísima, como los numerosísimos ensayos de vacunas en África, con gravísimas y letales consecuencias llevadas a cabo por la Fundación Bill y Melinda Gates. Los nuevos matarratas transgénicos (vulgo vacunas), turbadora vuelta de tuerca, pues.
Hacia el transhumanismo. Y más allá (incluso del planeta Tierra). "Biomejoramiento", cuerpos implementados, cuerpos híbridos e infinitamente modificables, toda deviene espeluznante y aterradora ingeniería y progresiva artificialización de todo procesos biológicos. Humanos y no humanos.
Lo que nos espera si no desobedecemos
Diagnóstico remoto, implantes neuro-cerebrales, atroces tecnologías de ingeniería genética, pasaportes de vacunación: esto es lo que está a punto de convertirse en la nueva normalidad. Alteraciones genéticas y mutaciones antropológicas para una humanidad privada incluso de su capacidad de defensa. Estando inermes, no debemos evitar una posible, legítima y justa defensa, además de resistencia, que se dedique a ignorar la razonable comprensión de los pasajes antedichos. Y los que vendrán…
…Y ante eso, solo resta lo de siempre. Para comenzar: desobedecer siempre y en todo lugar.
En fin.
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