Luys Coleto | Lunes 04 de enero de 2021
Regreso a las pantallas patrias de la tremebunda y simpaticona familia cavernícola, Los Croods. Con unos enamoradísimos Eep y Chico, se tropiezan con deleitoso lugar tras conseguir sobrevivir en el inhospitalario mundo que se hallaba allende la curiosa covacha. Por allí hormiguean los Masmejor, una familia mucho más "evolucionada" y sofisticada, protohipster y top cool, que pondrá en serio riesgo la relación entre nuestra pareja protagonista.
Guion extremadamente flojo
Con un guion bastante más enclenque que el magnífico de la primera parte, sin apenas esbozar sonrisas, esta segunda parte de Los Croods funciona bastante peor que la primera. Diálogos y situaciones y puesta en escena son bastante pobres y forzados. Y se nota - y mucho - que los directores y guionistas no son los mismos que en la primera parte. Joel Crawford no encamina mal del todo el producto a un nivel puramente estético y visual, pero desde luego la diferencia con Chris Sanders (director de Cómo entregar a tu dragón o Lilo y Stich, entre otras) y Kirk DeMicco (Space Chimps) es francamente palmaria.
Y temáticamente, una animación cada día más echada a perder. No tan solo la esta segunda parte nuestra comentada familia. Una animación cada vez más "ideologizado", pues. Primero el inicial maniqueísmo. Cavernícolas bárbaros versus cavernícolas postmodernos. Y enfoque de los temas adultos - muros trumpistas, el clasismo, los falsos progres o las políticas del miedo - cuanto menos discutible. Y, la guinda del pastel, un feminismo que, definitivamente, ha perdido definitiva e irreversiblemente el sentido de la realidad.
Cuando el feminismo y la ideología de género mataron el cine
Uno de los dobladores - el director de la portentosa Tarde para la ira, Raúl Arévalo- lo tiene suficientemente claro. Diríase cristalino. Arévalo como Phil MásMejor -Peter Dinklage en inglés -, indicó en la rueda de prensa de presentación de la película que el principal mensaje es "el de las mujeres al poder, cuando las mujeres toman las riendas es cuando empiezan a funcionar bien”.
Sin revelar las tripas del argumento, diré a los lectores de cesarbakken.net que en la peli las mujeres de la tribu son las que solucionarán las cosas ante la desidia y el infantilismo de hombres profundamente afeminados. Y con su tendencia a la jactancia y a la estupidez. "La sororidad y el empoderamiento solucionarán las cosas", palabras de Anna Castillo, la otra dobladora. La actriz afirmó que “me encanta que por primera vez en una película de dibujos, bueno, quizás no la primera, pero sí de una forma tan limpia y tan clara, son las tías las que salvan a los hombres. Por ejemplo, una de mis películas favoritas es Mulán. Y ella salva al chico y a China, pero estando enamorada, ocultando que es una mujer… siempre hay cositas que no están bien y que en este caso sí”.
El antes y después, el punto de no retorno, la secuencia de las princesas Disney en la estimable Ralph rompe Internet (sin olvidar la dolorosa puñalada trapera de la segunda parte de Los Increíbles). Sororidad y empoderamiento, fraseología de control mental, Programación Neuro Lingüística mediante. Traduzcan adecuadamente tal toxicidad léxica: odio antimasculino, sin más. Qué sopor. Infinito tedio. La ideología (tan falsaria, antihumana y criminal en el caso que nos ocupa), aniquilando el cine. Pues nada, tiren millas, edecanes de las productoras. En estos tiempos de falsa pandemia, además de plandemia, ya no nos queda ni el cine. En fin.
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