CLAVES

La trepidante aventura de El jinete del dragón

Luys Coleto | Jueves 17 de diciembre de 2020
Desde el pasado 4 de diciembre en las carteleras españolas. Relato discurrido por la escritora teutona Cornelia Funk. Ve publicado El jinete del dragón en 1997. Desde el inicio de la saga, pujante éxito. Las novelas, difuso e impugnable reciclaje de mitos y fantasías y desatinos que pueblan la historia humana. Equívoco batiburrillo, poco logrado, donde a J. R. R. Tolkien se agregaría el perturbador Clive Barker, el insigne Michael Ende o el descabezado Neil Gaiman. Eso por no hablar de series televisivas como Battlestar Galactica, el nuevo Sherlock o la estupendísima Dr. Who.

Amistad, fastuoso tesoro

Y más de cuatro lustros después la directora Tomer Eshed realiza la adaptación animada del libro bajo el mismo título. Adaptación cinematográfica, John R. Smith, autor también de la escritura de la magnífica Gnomeo & Julieta. Y se nos va relatando entretenido y regocijado atropellarse de lances y desventuras. La peripecia de Lung, prota. Un dragón plateado harto de una vida clandestina, todo el día escondido en el bosque. Y, por supuesto, arriban los "malvados" humanos que ansían aniquilar el postrero hogar familiar. Lung reacciona, junto a su amiga más querida, la agraz y encorajinada Piel de Azufre, a la sazón duendecilla del bosque, lanzándose a la búsqueda de la mítica Orilla del Cielo, un trasunto de Agartha, donde cuenta la leyenda - o leyendas - entre otras cosas, que habitaría los últimos dragones libres (recuerden, en ese sentido, el anime Viaje a Agartha o Peter y el dragón).

A este dúo, Lung y a Piel de Azufre, se une Ben, un chavea huérfano. Apretada síntesis, trío de antihéroes: dragón, duende y ladronzuelo de umbrosas florestas. Juntos, esta terna, con la ayuda de otros personajes mágicos y harto peculiares, vivirán trepidantes momentos, enfrentándose a arriscados y estupefacientes riesgos. La amistad, sobre todas las cosas. Y el mayor peligro de todos, indudablemente, será el temible dragón Ortiga Abrasadora, creado por un alquimista medieval, que intentará por todos los medios devorar a todos los dragones que no ha podido hallar, a pesar de haber puesto en ello todo su ahínco. Maniqueísmo extremo, pues.

Ni remotamente similar a la excelente trilogía de Cómo entrenar a tu dragón, nos hallamos con una adaptación sencilla y agradable, sin profundizar en los aspectos más turbios que contenía la novela original. Montaje dinámico y eficaz, el imaginario visual deviene lo más cautivador de la cinta. Además de un magnífico doblaje al español, asombro total. Con unos trazos muy vivaces, lo más logrado deviene la perfectamente obtenida profundidad de campo, expandiendo ante los agradecidos ojos de los espectadores todo un mundo de sueño y mito.

¿Película anti-humana?

Y, absolutamente rechazable en el film, paranoia ecolo-jeta mediante, una visión netamente anti-humanista. Mejor expresado, anti-antropocéntrica. Lo mismo que la paranoia tecnológica, transhumanismo mediante. Ambas demencias de hogaño, aliadas para nuestro próximo y eugenésico futuro. Ambas, odio al ser humano. Y al relato de la Creación del Génesis. Y lo que nos aguarda, falsa pandemia mediante, vincula a ambas liberticidas paranoias con una tercera, la de género: sustancial mengua de la población humana en nuestro planeta. En fin.

Noticias relacionadas