Con la llegada a la base naval siria de Tartus del portaaviones “Liaoning” con 1.000 infantes de marina y escoltado por un crucero lanzamisiles, China se une a Rusia en la lucha contra el Estado Islámico. Por primera vez en 70 años, todas las grandes potencias combaten en el mismo teatro de operaciones, lo que eleva la guerra en Siria a la categoría de “mundial”, según estiman fuentes de inteligencia occidentales.El apoyo del Estado Islámico a los separatistas chinos uigures ha desencadenado la respuesta de Pekín. Ninguna concesión a los yihadistas que quieren trasladar la guerra santa al territorio chino. Con esta premisa, el presidente Xi Jinping y Vladimir Putin han cerrado un pacto militar de carácter estratégico para combatir al Estado Islámico allí donde se vean afectados los intereses de ambas potencias.
En torno a 3.500 yihadistas uigures provenientes de la provincia china de Xinjiang, situada al norte del país y de mayoría musulmana, combaten en Siria junto al Estado Islámico.
Pacto ruso-chino
El pacto ruso-chino incluye atacar a los islamistas en los territorios de Siria e Irak que controlan con el fin de debilitarles “en casa” y evitar que el autoproclamado Califato se extienda a zonas bajo influencia de cualquiera de las dos potencias.
Por primera vez tras el final de la Segunda Guerra Mundial hace 70 años, las grandes potencias combaten en un mismo teatro de operaciones, lo que eleva la guerra en Siria a la categoría de “mundial”, según estiman fuentes de inteligencia occidentales.
En el territorio sirio combaten al Estado Islámico: Estados Unidos, Rusia, Irán y ahora China, además de la coalición internacional integrada por 62 países impulsada por Washington para no combatir en solitario a los yihadistas en la que están presentes los países miembros de la OTAN. Están implicadas, pues, todas las grandes potencias.
Pekín combatirá al Estado Islámico sin contemplaciones para evitar que el cáncer yihadista llegue a China
Fuentes de la comunidad de inteligencia europea estiman que China ha llegado a Siria para quedarse un tiempo y que los militares chinos se emplearán sin contemplaciones en combatir al Estado Islámico.
La incorporación de China a la guerra de Siria se produce apenas una semana después de que cazas rusos comenzasen los bombardeos contra posiciones del Estado Islámico, lo que pone de manifiesto que la decisión de “cooperar militarmente” se fraguó el pasado verano ante el “desinterés” de Estados Unidos de acabar con los yihadistas.
Fracasa la estrategia secreta de EEUU
El
cese del general John R. Allen, enviado especial de Barack Obama ante la coalición internacional contra el Estado Islámico, por el escándalo de la manipulación de los informes de inteligencia sobre el curso de la guerra en Siria, ha puesto al descubierto la “estrategia secreta” de la Casa Blanca: mirar hacia otro lado, e incluso facilitar armamento a los yihadistas, siempre que dirijan los ataques contra el ejército leal al presidente Bashar al-Asad.
Estrategia que Rusia ha cortado de raíz. La prioridad de Moscú es defender con sus cazas a las fuerzas de al-Asad de los ataques del Estado Islámico.
Estados Unidos y China practican un doble lenguaje, fruto de la desconfianza mutua entre ambas superpotencias. Es sintomático que mientras Obama recibía en la Casa Blanca el 25 de septiembre a Xi Jinping, en un ambiente lleno de buenas palabras y referencias a la amistad entre los dos pueblos, el portaaviones “Liaoning” atracaba en la base naval siria de Tartus.
Los analistas diplomáticos señalan que Pekín ha hecho coincidir el encuentro en la Casa Blanca con la llegada del portaaviones, el signo más evidente del creciente poderío naval chino, para lanzar el mensaje de que la China del siglo XXI no va a reducir su presencia militar al territorio continental y mares adyacentes, sino que está dispuesta a defender los intereses chinos allí donde se encuentren.
China proyecta su presencia militar allí donde necesita defender sus intereses
Y los intereses chinos, a día de hoy, pasan por Siria. La presencia del portaaviones, con su preceptiva fragata lanzamisiles para protegerlo de ataques aéreos y submarinos, es interpretada entre las citadas fuentes de inteligencia como un “salto cualitativo” en la estrategia militar de Pekín, aunque sea un buque con 27 años de antigüedad construido en la desaparecida Unión Soviética.
Hasta el momento, el escenario de conflicto más lejano donde estaba presente la Armada china era el Cuerno de África para defender de los piratas somalíes el tráfico marítimo de los mercantes chinos en ese importante nudo de la navegación mundial.
Portaaviones “Liaoning”
Hoy, los buques de guerra de China entran en el Mediterráneo alistados para el combate. El portaaviones “Liaoning” CV-16 lleva 1.000 infantes de marina con capacidad de ser helitransportados y desplegados en cualquier punto del territorio sirio.
Según el habitualmente bien informado diario digital Debka, con fuentes en los servicios de inteligencia israelíes, el buque chino ha navegado hasta Tartus sin su fuerza aérea embarcada, cuya llegada se prevé en noviembre mediante vuelos directos desde China vía Irán.
La citada web indica que China enviará un escuadrón de cazas J-15 “Flying Shark”, de dotación en el portaaviones, y otros cazas para ser desplegados en la base de Latakia, junto a los aviones rusos. Asimismo, la Armada china desplegará helicópteros antisubmarinos Z-18F, con capacidad de transporte de tropas, y Z-18J de alerta temprana.
Se ha establecido en Bagdad una “célula de coordinación” de las capacidades militares de Rusia, Siria e Irán (milicias de los pasdarán chiíes), a la que en pocas semanas se unirá China. El hecho de que tenga su sede en Bagdad, indicaría que las operaciones aéreas rusas y chinas se van a ampliar a Irak.