Comandos del SAS, la unidad de operaciones especiales más famosa del Reino Unido, combaten con uniformes negros y ondeando banderas del Estado Islámico a los yihadistas y a las fuerzas del presidente Al-Asad. La “Operación Shader” desvelada por la prensa británica ha abierto numerosos interrogantes.Cada día se conocen nuevos capítulos de la guerra secreta que desangra Siria y que muestran cómo derrocar al régimen del dictador Bashar al-Asad es solo la excusa de las grandes potencias para dar un vuelco al sistema de alianzas en Oriente Medio.
La última revelación proviene del
diario conservador londinense “Sunday Express” al asegurar que comandos del Regimiento Special Air Service (SAS) se infiltran en Siria con uniformes negros como los utilizados por los yihadistas y ondeando banderas del Estado Islámico con la doble misión de combatir al ejército del presidente Bashar al-Asad y a los islamistas.
La intervención de los comandos británicos en territorio sirio forma parte de la “Operación Shedar” y sigue el mismo modelo empleado en Libia para derrocar al dictador Gadafi con el empleo sobre el terreno de varios cientos de miembros del SAS y de la Fuerza Especial de la Royal Navy (SBS, por sus siglas en inglés), según el diario británico.
Las misiones del SAS
En su información el “Sunday Express” asegura que los comandos del Reino Unido intervienen junto con fuerzas de operaciones especiales norteamericanas y posiblemente israelíes. Oficialmente ésta sería la respuesta del primer ministro, David Cameron, al asesinato de una treintena de británicos en la matanza de Susa, Túnez, el pasado 26 de junio, y cuya autoría fue reivindicada por el Estado Islámico.
Los 120 miembros del SAS se despliegan en territorio sirio formando pequeñas células de cuatro a seis miembros con la misión de descubrir escondites secretos e infraestructuras logísticas, tanto del Estado Islámico como del ejército sirio para que sean bombardeadas por la coalición internacional y, en casos extremos, la eliminación física de dirigentes islamistas mediante francotiradores.
Los comandos reciben apoyo de 250 especialistas desde la base de la OTAN en Incirlik (Turquía)
El principal problema al que se enfrenta la coalición internacional es que los terroristas del Estado Islámico se mueven constantemente sobre el terreno, lo que dificulta los ataques aéreos.
Los SAS se mueven en pick-ups civiles, se han dejado crecer largas barbas para asemejarse a los yihadistas y cuentan con mini drones (vehículos aéreos no tripulados) dotados de cámaras para explorar el terreno y pasar la información a 250 especialistas en comunicaciones y analistas de inteligencia que les prestan apoyo desde la base de la OTAN en Incirlik (Turquía).
Las dudas sobre el fin último que guía la intervención de los comandos del SAS surgen al preguntarse si miran hacia otro lado cuando los yihadistas atacan al ejército sirio, y les dejan actuar libremente mientras debiliten al régimen de Al-Asad.
El rotativo londinense se cuestiona la legitimidad de atacar al ejército de un Estado soberano como Siria, país con el que ni Gran Bretaña ni Estados Unidos están en guerra.