2020 pasará a la historia como uno de los años más inesperados y complejos a nivel financiero. La irrupción del COVID-19 en las economías mundiales ha hecho saltar por los aires todos los cálculos realizados por los analistas financieros para este año que marca además el inicio de una nueva década. A nivel nacional, nuestro país se enfrenta a un desafío sin precedentes en el plano económico: Bruselas prevé una caída del PIB nacional de dos dígitos. Por todo ello, no parece extraño que haya bastante desasosiego entre los ahorradores e inversores españoles, ya que históricamente han operado principalmente en los mercados bursátiles e inmobiliarios nacionales, los más azotados este año. Para tratar de aliviarles algo el agobio, hoy analizaremos si las divisas y los metales preciosos son una opción segura para que nuestros ahorros e inversiones no se deprecien en los próximos meses.
Si hay algo por lo que destacan los mercados de divisas, es porque se opera en ellos mediante pares de divisas (euro-dólar, yen-libra, etc.). Es decir, no se trata de comprar un activo y esperar a que suba por sí mismo, sino que se opera únicamente sobre la relación existente entre dos cotizaciones (entre dos divisas). Esto hace que los inversores puedan ganar dinero en cualquier escenario imaginable. Hasta no hace muchos años este mercado tan apreciado por los inversores institucionales estaba vedado a los minoristas, pero todo ha cambiado con la revolución de internet. El surgimiento de la figura del comparador de brókeres de divisas está facilitando todavía más el acceso de los inversores a los mercados de divisas, al ofrecer una clasificación con las mejores ofertas y bonos de bienvenida a nuestro alcance.
Otra opción de librarse de las incertidumbres y volatilidades de este año en los mercados bursátiles es apostar por los metales preciosos (oro, plata, etc.). Si echamos la vista atrás, comprobaremos que han reaccionado extraordinariamente bien a escenarios macroeconómicos adversos como el que estamos atravesando a escala mundial. Además, internet también ha facilitado la participación en estos mercados. En otros tiempos, era obligatorio adquirir físicamente el metal precioso de nuestra elección. Ello conllevaba el engorro de la custodia de la inversión. Por suerte, hoy en día es posible operar en estos mercados mediante productos indexados que replican el precio de compraventa de los metales preciosos físicos.
Además, si echamos un vistazo a las políticas monetarias que están adoptando los bancos centrales de las economías más desarrolladas del mundo, se entiende mejor el actual impulso alcista que está registrando el mercado de los metales preciosos. Cuando las impresoras de billetes se ponen en marcha para tratar de inyectar liquidez en mercados devastados por un cisne negro como el del coronavirus, los inversores buscan preservar el valor de sus ahorros frente a la inflación inevitable que resulta de un aumento artificial de la masa monetaria disponible. Así se entiende que el precio del oro, por ejemplo, se encuentre en máximos que no se registraban desde 2011.
En conclusión, si bien los mercados de valores pueden provocarnos más de un quebradero de cabeza en lo que queda de año, no puede decirse que no existen alternativas sólidas en las que tratar de sacarle rendimiento a nuestros ahorros. Las propiedades particulares de los mercados de divisas y de metales preciosos hacen de estas inversiones una opción viable para capear las turbulencias financieras que nos azotan este año tan atípico. Ahora bien, no olvides que ningún mercado ofrece garantías totales: tus destrezas también serán un importante ingrediente de tu éxito.