OPINIÓN

Escenarios de inestabilidad tras el 27-S

Pedro CANALES | Viernes 14 de agosto de 2015
Las elecciones del 27 de septiembre al Parlament de Cataluña pueden ser más de lo mismo o dar paso a un escenario hasta ahora inédito en España. En el primer caso se volverán a establecer pactos heterogéneos para gobernar, incluido un tripartito-bis, o nuevas fórmulas con la novedad de Ciudadanos.

Pero si la coalición pro-independentista gana las elecciones, se abre un abanico de escenarios a cual más complejo. Veamos las hipótesis que manejan la Administración Central del Estado y los partidos políticos de ámbito estatal.

1. El bloque ganador declara en pocos meses la independencia de Cataluña con la consiguiente crisis institucional en España. El Gobierno de la Nación trata de impedir la secesión acudiendo a los mecanismos legalmente establecidos: Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo, Tribunal de Cuentas, sesiones conjuntas de Parlamento y Senado, etc. Se abre así una etapa de convulsiones y de incertidumbre ciudadana.

2. El Rey y la cúpula de las Fuerzas Armadas apremian al Presidente del Gobierno (en caso de que no lo quiera) a convocar el Consejo de Defensa Nacional que cuenta con capacidad legal para adoptar las medidas pertinentes que garanticen la integridad de España y la soberanía nacional, de acuerdo con la Constitución. La declaración unilateral de independencia atenta a la soberanía española.

3. La Fiscalía General del Estado procede a enjuiciar por la vía urgente a los dirigentes del proceso independentista por desobediencia a la autoridad del Estado. La Fiscalía General jugaría un papel protagonista, pero ineficaz debido a su escasa popularidad.

4. El Tribunal Supremo se reúne en sesión urgente para destituir de sus puestos de la Generalitat a las personas implicadas en la declaración de independencia, y acto seguido el Gobierno de la Nación procede a convocar nuevas elecciones en Cataluña. Volvemos a la casilla de salida.

5. El Gobierno central suprime las atribuciones de los órganos de seguridad ciudadana catalanes en caso de rebelión o desobediencia, y los traspasa a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. Seguiría un previsible aumento de la tensión con los sectores independentistas tomando las calles.

6. En caso de que persistiese la crisis política e institucional, en medio de un clima de desórdenes públicos, el Rey preside el Consejo de Defensa Nacional que decreta el Estado de Emergencia.

Cualquiera de estos escenarios es malo, si no muy malo. La única ventaja previsible es que la Unión Europea respaldará unánimemente al Gobierno de la Nación, a pesar de las previsibles campañas de las asociaciones ciudadanas y de derechos humanos controladas por las fuerzas independentistas catalanas.

En el mes y medio de plazo que queda para el 27-S el Gobierno de Mariano Rajoy puede tomar la delantera o limitarse a esperar la catástrofe. Todo dependerá de su audacia política.

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