En las últimas horas en Estados Unidos se están produciendo nuevos ataques contra la figura de Cristóbal Colón, dentro de las protestas contra la muerte de George Floyd. En Richmond (Virginia) una estatua de Colón ha sido derribada y arrojada al río o en Boston (Massachussets) una estatua de Colón ha aparecido decapitada esta mañana. Una vez más la manipulación histórica en torno a un personaje esencial de la Historia de EEUU se utiliza para atacar su figura bajo acusaciones de genocida.
En octubre de 2019 desde The Hispanic Council publicamos el informe “¿Columbus Day? Sí, gracias”, en el que su autora, la profesora María Saavedra, analizaba su figura y su aportación. Hoy queremos recordar algunas de las claves para reivindicar el legado de Cristóbal Colón en EEUU.
Colón NO fue un genocida. Colón no llegó a pisar a lo largo de su vida el territorio de lo que hoy son los EEUU. Además, como enviado de la Corona de España, no hay que olvidar que desde los Reyes Católicos las leyes españolas consideraban a los habitantes nativos de América en igualdad de derechos y obligaciones que los habitantes de la España peninsular.
España fue el primer país que aprobó leyes para proteger a los habitantes de América. A diferencia de otros países que colonizaron diferentes partes del mundo, es España desde donde se impulsan por primera vez en la Historia diferentes leyes para proteger a los nativos de América.
El descenso de la población nativa se debió fundamentalmente a la transmisión de enfermedades. Es evidente que hubo episodios de violencia condenables, y de hecho fueron perseguidos y castigados por las leyes españolas, pero afirmar que la violencia fue el factor principal que mermó a la población local es falso.
El mestizaje cultural es la prueba más evidente de las políticas de España en América. A diferencia de otras potencias cuyas políticas se basaban en la aniquilación de los habitantes de los territorios conquistados, la mezcla cultural entre españoles y nativos es una clara evidencia de cómo España afrontó su presencia en América, dentro de sus luces y sus sombras. De hecho, entre 1551 y 1792 España construyó cerca de 30 universidades y más de 40 catedrales en sus territorios de ultramar.
Los ataques contra la figura de Cristóbal Colón carecen de rigor histórico. Colón se ha convertido en el chivo expiatorio para los que intentan reescribir la historia de América y de Estados Unidos, por lo que se le atribuyen muchos sucesos que tuvieron lugar varios siglos después. La aportación de España a América en general, y a Estados Unidos en particular, va mucho más allá de la figura de Colón y merece la pena ser reivindicada hoy por todo el legado cultural, social, lingüístico, institucional, demográfico, etc.