CRISIS POLITICA

Sesión de Control: Del café de Carmen y Cayetana al encontronazo de Egea e Iglesias, el "monaguillo" de Sánchez

Germán Martín | Miércoles 10 de junio de 2020
El secretario general del PP, Teodoro García Egea, llamó este miércoles al vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, "monaguillo" del presidente, Pedro Sánchez, antes de volver a reprocharle las muertes de mayores en residencias, a lo cual Iglesias volvió a leer la orden ministerial que mantenía las competencias en las comunidades autónomas y tachó de "indecencia" de haber querido negar la orden de la Comunidad de Madrid de no ingresar en hospitales a internos de las residencias de mayores.

El secretario general del PP, Teodoro García Egea, preguntó a Iglesias en la sesión de control al Gobierno en el Congreso si considera "que sus iniciativas van a favorecer la reconstrucción económica de España o sólo la de los miembros de su partido", en referencia a que un ingeniero supuestamente afín a Podemos, Cristóbal Gallego, ha entrado en el consejo de administración de Enagás.

Para desembocar en esa pregunta, García Egea exigió a Iglesias que no le “invite a café”, como acababa de hacer la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, con la portavoz popular, Cayetana Álvarez de Toledo, sino que le responda las preguntas. Según dijo, no le suele responder, “o bien le da vergüenza, o bien le da igual lo que le preguntemos”. Y le interpeló si “sigue pensando que las puertas giratorias son una forma de corrupción”, para concluir que “es un pésimo vicepresidente pero ha quedado demostrado que es un buen amigo”.

Iglesias contestó “sí” a la pregunta de si cree que las puertas giratorias son una forma de corrupción y, ante la referida a la reconstrucción económica de España, leyó una bienvenida de un portavoz del FMI al ingreso mínimo vital como una "contribución importante" y una medida “particularmente crucial” para asegurar una protección suficiente a las familias más vulnerables. El vicepresidente apuntaló con esta cita su ya conocida tesis de que hay “un consenso social, transversal e internacional” de que ante la actual crisis se ha de responder con políticas económicas “anticíclicas”; un consenso que entiende para el PP como “la prueba de su derrota política” y el motivo de que “mienten, gritan y patalean”. Y sentenció, retomando la propuesta de Calvo a Álvarez de Toledo: “Y, si quiere, tomamos un café”.

En su réplica, García Egea le espetó que “el primer derecho social” de los españoles “es que sus gobernantes se rían de ellos a la cara todos los miércoles”, y volvió a acusar a Iglesias de las muertes de mayores interpretando que como vicepresidente asumió el mando único sobre las mismas en toda España. En esa línea, le pidió “una decisión concreta que haya tomado en materia de protección a nuestros mayores” y le afeó que insulte “a los que de verdad han salvado vidas y se han anticipado a todos ustedes", los presidentes autonómicos del PP.

Pasando a otro tema, el número dos del PP preguntó “qué es eso tan grave que ocurrió el 8-M que ustedes quieren tapar para que tengan que presionar al poder judicial” y estar “acusando de falta de rigor a la Guardia Civil”; “ustedes, los de los test falsos, los de las mascarillas falsas, los que no saben ni contar a nuestros muertos”. Y concluyó que, una vez ha “conseguido su sillón”, al vicepresidente “ya no le duelen” las personas vulnerables. “Usted en campaña es de Podemos y en el Gobierno estamos viendo a un monaguillo del señor Sánchez”, remató.

Sobre los mayores, el vicepresidente volvió a leer la orden ministerial que el 23 de marzo facultó a las comunidades para hacer inspecciones en las residencias, y denunció “los niveles” de mentiras a los que están llegando los populares con las muertes de mayores. “Es algo deleznable incluso para ustedes”, recriminó, y siguió haciéndolo porque “tuvieron la indecencia de que cuando se publicó la orden en la que la señora Ayuso prohibía a los hospitales recibir a los residentes de los centros de mayores”, y “tuvo que llegar” su consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero, de Ciudadanos, para “decir que había una firma digital y que esa orden era ilegal e inmoral”. Y sentenció: “Qué poca vergüenza, señoría”.

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