Así se pronunció Iglesias en la primera reunión telemática del nuevo Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, resultante de la votación de la III Asamblea Ciudadana que tuvo lugar entre el 15 y el 21 de mayo.
Durante su intervención, Iglesias subrayó que el programa que Podemos suscribió con el PSOE para conformar el primer Gobierno de coalición tras la reinstauración de la democracia en España ha de servir de “inspiración” para garantizar una “salida social” y una “recuperación económica justa y eficaz” tras el azote causado por la pandemia del coronavirus.
Tras enumerar las medidas que el Ejecutivo puso en marcha antes de la irrupción del Covid-19 -como la subida del salario mínimo o la ley de eutanasia-, apuntó que ante la crisis de salud pública actual se ha de anteponer un “principio constitucional determinante: el interés general”.
Avanzó que el coronavirus es el preludio de una “crisis social de enormes dimensiones” ante cuya salida se “mostró moderadamente satisfecho”, porque se están impulsando políticas radicalmente distintas a las puestas en marcha para combatir la crisis financiera de 2008.
Frente a una época, dibujó Iglesias, que se caracterizó por “despidos masivos”, “amnistías fiscales”, “recortes”, “privatizaciones”, “desahucios”, “cortes de suministros básicos” y “corrupción”, ante el coronavirus el Gobierno ha apostado por un “escudo social”, que, “con sus defectos”, está permitiendo que “millones de españoles resistan la crisis”.
Esto le sirvió para presumir de una de las políticas dimanadas de su Vicepresidencia: el IMV, un instrumento que “cuando lo proponíamos hace seis años nos llamaban locos, y ahora lo hemos aprobado en Consejo de Ministros”.
Ante quienes, en determinados círculos económicos, empresariales y políticos, apuestan por que tenga una vigencia temporal, circunscrita a la crisis del coronavirus, Iglesias indicó que el IMV “ha venido para quedarse”.
De hecho, fue más allá en la exposición de sus postulados y apostó por instaurar un ingreso mínimo vital a nivel europeo, para lo cual, explicó, ya ha empezado a trabajar con las autoridades competentes en Italia y en Portugal y “con otros países del norte” de la UE, a los que no mencionó.
Iglesias lamentó que la “crispación” del debate político en España haya “opacado” la situación que se vive en la UE, que será el escenario “donde se va a dimensionar la salida de la crisis” provocada por el coronavirus.
Por ello, se mostró optimista ante el “cambio de paradigma” reinante en las instituciones europeos sobre lo que representó la salida de la crisis de 2008. En ese sentido, atestiguó que “a día de hoy, en la UE todos los demócratas somos neokeynesianos”, lo que se pone de manifiesto en que Bruselas ha apostado por poner en marcha política expansivas y de fuerte inversión público y estímulo de la demanda interna, a imagen y semejanza de lo sucedido tras la crisis de 1929 y el final de la Segunda Guerra Mundial.
“Lo público no se pone de medio lado cuando hay una crisis social y económica”, dijo.
No obstante, llamó a la prudencia ante la respuesta europea por quedar pendiente de celebración un Consejo Europeo el próximo día 19 de junio en el que los ‘países frugales’ (Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca) podrían poner palos en las ruedas al fondo de recuperación propuesto por la Comisión valorado en 750.000 millones de euros (500.000 en transferencias y 250.000 en préstamos), de los que España podría recibir 140.000: 77.000 a fondo perdido y 63.000 en préstamos.
A pesar de ello, agradeció a quienes en el pasado “fueron o fuimos” críticos con una manera de entender Europa incompatible con sus valores de fundacionales de prosperidad y libertad, cuya tenacidad, sugirió, ha sido determinante para el “cambio de paradigma” observado en la UE.
Iglesias reservó la parte final de su intervención para hacer un somero análisis de la situación política en España. Lo hizo lamentando que el PP y Vox estén enredados en una “crispación” y un “berrinche constante” que únicamente manifiesta, desde su punto de vista, “la triste conciencia de su propia derrota”.
Expuso que ambas formaciones “provocan porque saben que no pueden ganar”, porque les remueve el hecho de que “hay una mayoría social que ha derrotado a sus ideas” y que apuesta por “reconstruir la industria, la justicia fiscal, los derechos laborales, el refuerzo de lo público y los derechos sociales”.
Remachó su discurso transmitiendo que el PP y Vox azuzan la “contaminación acústica” al ser conscientes de que “no gobernarán porque no sumarán mayoría en el Congreso”.