El gobierno ha declarado diez días de luto nacional que comienzan hoy miércoles 27 de Mayo.
Serán diez días en los que toda la ciudadanía del país hayan nacido donde lo hayan hecho, se sientan vascos, catalanes, o españoles, se consideren de derechas centro o izquierdas, creyentes o no creyentes, nos uniremos para homenajear sin fisuras a nuestra gente perdida durante esta cruel pandemia.
Durante ese tiempo deberemos guardar el debido respeto e intentar evitar gestos y manifestaciones contrarias al mismo. No es algo simbólico, debe ser algo sentido desde lo más profundo de nosotros. No pasa nada por parar en ese tiempo reacciones, que perfectamente pueden esperar esos diez días para ponerlas en práctica.
Resulta entendible que vaya a resultar difícil después de tantas semanas recluidos, especialmente para las gentes jóvenes, pero se lo debemos y por eso habrá que hacer un llamamiento para que sea así.
Se lo debemos a los y las miles de fallecidos, sus familiares y amigos, a los miles que han sufrido de manera diferente esta pandemia, lo hayan hecho en casa, ingresados o lo que es más grave en la UCI.
En estos más de 70 días todas y todos hemos perdido a alguna persona querida, o que hemos tenido conocimiento de su sufrimiento, o sea que debe resultar relativamente fácil empatizar y participar de este homenaje.
Además sería recomendable y saludable aprovechar ese tiempo para reflexionar sobre nuestro comportamiento, también si cumplimos las normas exigidas para evitar el contagio y por lo tanto de ponernos en peligro, a nuestros seres queridos y al resto y si llegamos a la conclusión de que no lo hacemos rectificar.
Podría producir mucho sufrimiento nuestra insensatez, incluso la muerte.
Esos diez días pueden ser el momento ideal para que salgamos de ellos mejores personas, más responsables, solidarias, más cumplidoras de las normas y sobre todo más sensatos.
El otro día el The New York Times sacaba una impactante portada con los nombres de 1.000 de los miles de fallecido en esa ciudad. Quizás si los medios de comunicación, especialmente escritos, hicieran lo mismo aquí durante ese tiempo, ayudaría por un lado a su recuerdo y homenaje y al mismo tiempo de revulsivo para el tiempo que está por llegar.
Para finalizar mi recuerdo emocionado de las personas próximas que han caído durante estos 73 días, en primer lugar los que como mi casi hermano Koldo Méndez han sido como consecuencia del coronavirus, pero también por otros motivos como Julio Anguita o este mismo martes el gran fotógrafo Patxi Calleja. A ellos y ellas van dedicadas estas palabras con lágrimas en los ojos.
Recuerdo que en los oscuros días que me vi atrapado por el monstruo observé que no tenía sueños, quizás porque me los robó, tampoco emociones más allá del temor. Hoy ya los he recuperado y miro a un futuro en color, aunque durante esos diez días lo cubriré de un manto negro.
Hasta siempre amigas y amigos y los que aún seguís atrapados toda mi energía positiva y mi apoyo para salir de sus garras.
Os pido, especialmente a los jóvenes, que respetéis este luto estos diez días.
Veremos…