Desde ayer, media docena de guardias civiles ordenaban a los escasos manifestantes que trataban de pasear por la calle donde el fundador de Podemos y vicepresidente del gobierno de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y su compañera la ministra de Igualdad, Irene Montero, viven en la urbanización de Galapagar.
Desde hacía varios días se había puesto de moda hacer sonar cacerolas al pasear frente a la vivienda de la pareja podemita. Recientemente se reforzó la vivienda con media docena de vehículos de la guardia civil y ayer ya se cortó el paso a los que no eran vecinos. Unas vallas azules impedían el acceso, a la vez que los miembros de la benemérita indicaban a los sorprendidos viandantes que no podían acceder.
Hace años, cuando los de su formación realizaban escraches, incluso en la puerta de la entonces vicepresidenta del PP, Soraya Sáez de Santamaría, Pablo Iglesias lo definía, lo justificaba, como “jarabe democrático”.
Ahora, cuando él y su compañera ocupan cargos en el gobierno de Pedro Sánchez, envía a la guardia civil a que corten la calle de acceso a su chalé para evitar que le lleguen el sonido de las caceroladas de protesta por la gestión del gobierno con la epidemia, que se ha cobrado miles de víctimas mortales y ha puesto a nuestro país el primero en número de muertes del mundo en proporción a los habitantes.
"Esto va a terminar ocurriéndole a otros líderes políticos. Hoy es gente de derechas manifestándose en la puerta de mi casa. Mañana será gente de izquierda manifestándose enfrente del apartamento de [Isabel Díaz] Ayuso, de la casa de los Espinosa de los Monteros o de la casa de [Santiago] Abascal", manifestaba Pablo Iglesias en una entrevista en La Sexta.