Conclusión de un artículo publicado en la site piensaenlibertad.com
Lunes 18 de mayo de 2020
- Porque el Gobierno está formado por una coalición de comunistas y socialistas, apoyada parlamentariamente por secesionistas y filoterroristas, liderada por un Presidente que se presentó a las elecciones prometiendo que no haría precisamente ese pacto.
- Porque desde ese Gobierno, se amenaza a la propiedad privada, se insulta a la Iglesia, se cuestiona la patria potestad y se ataca a todas las instituciones básicas del Estado, desde el Rey hasta el Consejo General de Poder Judicial.
- Porque no es lógico que traten de gobernar España aquellos que sueñan con destruirla en vez de ofrecer un gran pacto nacional a la oposición, cuando ésta está dispuesta a aceptarlo.
- Porque esa alianza del señor Sánchez, contra su promesa electoral, con los enemigos declarados de España, hiere en sus sentimientos más íntimos a la mayoría de los propios votantes socialistas, que, no obstante, son los que más inermes quedan para expresar sus ideas políticas y su frustración con la situación actual.
- Porque la sensatez no tolera más pantomimas con esa falsa memoria histórica, que sólo es una falsificación sectaria de la historia real y un insulto a la voluntad de reconciliación que preside las relaciones reales y cotidianas de los españoles, desde antes incluso de la Transición, y afortunadamente, hasta nuestros días.
- Porque la violencia que sufren muchas mujeres, y las otras formas de violencia que se viven en los hogares, en todo el mundo, no caben ser encorsetadas en la manida ideología de género, y menos justificar el encarcelamiento sin pruebas y el fin de la presunción de inocencia y del habeas corpus.
- Porque del mismo modo que ese feminismo sectario, la izquierda ha tomado la bandera del animalismo y de las visiones apocalípticas del cambio climático, para desde la autoridad intelectual de personas que no sabrían diferenciar una vaca de un buey, imponer una nueva dictadura de pensamiento, que sólo busca dividir el mundo en buenos y malos, a decisión de los líderes totalitarios de esa rancia secta marxista.
- Porque la derecha, hace mucho tiempo que aceptó que, aunque uno crea en Dios y en lo que su Iglesia enseña, hay que respetar, como esa misma Iglesia manda, a aquellos que piensan distinto. Y esa derecha está cansada de esos nuevos dogmas feminazis, hembristas, animalistas, estatistas y antiempresariales, que pretenden ser enseñados obligatoriamente en las escuelas, como nueva religión laica y única verdad que todo el mundo tiene que aceptar.
- Porque la derecha se ha cansado de la burla impune y con el aplauso de los bufones televisivos, a costa de la religión, de la bandera, del Rey, de la patria, del himno, del ejército, de la Guardia Civil, de las tradiciones y de las creencias de los demás- Y que encima los detractores de ese “pensamiento” –por llamarle algo- único, tengan que sufrir las amenazas, los “escraches” y las exclusiones de los medios de comunicación que la izquierda impone.
- Porque da vergüenza el sectarismo izquierdista de la inmensa mayoría de esos medios de comunicación. Y la derecha está indignada de que sus líderes y prohombres sean incapaces de promover y sostener canales de televisión donde no se insulte su visión del mundo y se puedan contar las noticias desde su punto de vista también.
- Y porque la primera nación de Europa, que incorporó a la civilización cristiana occidental a medio mundo, no merece perecer en manos de analfabetos funcionales, que sólo quieren condenar a sus compatriotas a la miseria de Cuba y Venezuela y al control político de Corea del Norte, para que como allí, el líder carismático viva en mansiones pagadas con los impuestos que pretende controlar, como la vida de sus conciudadanos a los que antes ha hundido en la miseria.
Es muy posible que sin 29.000 muertos oficiales y posiblemente otros 20.000 ignorados, sin esa ocultación, sin tanta incompetencia, sin tantas mentiras, sin la sospecha de tantos robos, sin tanto sectarismo, sin tanta manipulación, sin tanta improvisación, sin tanta torpeza, y sin haber tenido a la gente encerrada durante dos meses, la derecha hubiera seguido dormida, conformándose como siempre con lo menos malo, resignándose a ser, como en los últimos cincuenta años, lo que sus enemigos de la izquierda habían decidido que eran: algo despreciable.
Pero la torpeza de la izquierda, esa que nace de la soberbia incontrolable, la ha hecho excederse y perder pie. Y ha despertado a la derecha. Que no parece que ahora tenga intención de volverse a dormir.
Bienvenida, España, a la normalidad democrática.
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