Alexis Tsipras se ha visto obligado a aceptar tras una durísima negociación un plan leonino de recortes y reformas impuesto por las instituciones europeas, apoyadas por Estados Unidos, a cambio de un tercer rescate de 50.000 millones de euros en tres años que salve a Grecia de la bancarrota y evite su salidadel euro.
Los países de la Eurozona se han comprometido a pagarun nuevo rescate si el Parlamento griego aprueba este jueves el plan de Bruselas, con la vista puesta en“recuperar” el dinero a través de las inversiones que China -país BRICS- realizará en el mega proyecto de infraestructuras europeas por importe de 300.000 millones de euros, según supo MIL21 en fuentes diplomáticas de Bruselas.
Como informó MIL21 el pasado 30 de junio, la cumbre empresarial UE-China celebrada en Bruselas con la asistencia del primer ministro chino, Li Keqiang, fue crucial a la hora de despejar la falta de liquidez del Banco Central Europeo y del FMI para hacer frente tanto al tercer rescate de Grecia, solicitado días antes por el primer ministro heleno, como a eventuales rescates de otros países del sur de Europa.
Li Keqiang pidió a los acreedores, en una intervención calificada en medios diplomáticos comunitarios de “inusualmente directa”, que China “espera ver una Europa próspera, una Unión Europea unida y un euro fuerte”, porque la moneda europea representa “la estabilidad y la recuperación económica de todo el mundo”.
El dirigente chino prometió inversiones millonarias con destino a mejorar las infraestructuras necesarias -fundamentalmente líneas férreas y autopistas transcontinentales- para dar fluidez al comercio entre el gigante asiático y Europa a través de la nueva ruta de la seda. El plan alcanzaría los 300.000 millones de euros en los próximos diez años, según las citadas fuentes.
Tras asegurarse el acuerdo económico con China, el grupo negociador de Bruselas formado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, con Angela Merkel y su ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble a la cabeza, aplicaron el “tercer grado” a Tsipras con la amenaza de que si no cedía a las reformas solicitadas no habría tercer rescate y Grecia sería expulsada temporalmente del euro.
Grecia en venta
Con el fin de garantizar que los países de la Eurozona desembolsen en el tercer rescate el menor dinero posible hasta que las inversiones chinas sean una realidad, Merkel puso encima de la mesa un plan de privatizaciones de las infraestructuras griegas valorado por Alemania en 50.000 millones de euros.
La estrategia es sencilla. Por un lado se le da dinero a Grecia para que su banca se recapitalice y el país salga del “corralito”, y por otro se deja la puerta abierta para que fondos buitres y especuladores se hagan con el control de las infraestructuras y del escaso tejido productivo griego. Atenas tendrá que devolver el tercer rescate con el importe de la venta de sus activos mediante un fondo de privatizaciones.
Algunas fuentes aseguran que Merkel se vio obligada a suavizarsu posición presionada por el frente común formado por François Hollande (Francia), MatteoRenzi (Italia) y Mario Draghi (presidente del BCE), a quienes parecía excesivo el plan de la canciller germana de desmantelar Grecia. En los próximos meses veremos hasta qué punto el plan sigue o no adelante.
Vuelta de tuerca
Finalmente Tsipras aceptó dar una nueva vuelta de tuerca a las medidas (reforma laboral, pensiones y privatizaciones) que el pueblo heleno había rechazado de forma mayoritaria en el referéndum del 5 de julio. El semanario alemán Der Spiegel reconocía que el primer ministro griego y su flamante nuevo ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, se vieron obligados a firmar un “catálogo de atrocidades”.
Respecto a la reestructuración de la deuda. Es decir, una quita sobre los 300.000 millones que Grecia debe a sus acreedores -fundamentalmente a la banca alemana-, el primer ministro griego ha recibido la promesa de que será abordada una vez lleve a cabo dichas reformas.
El proyecto europeo gravemente tocado
A raíz de la crisis griega, políticos y economistascomienzan a preguntarse cómo el proyecto europeo se ha desviado de su objetivo inicial de reducir las disparidades sociales y económicas en un marco de prosperidad y solidaridad entre las naciones, y se ha mutado en un modelo controlado por la Banca en el que la Deuda y el pago de los intereses se ha convertido en el condicionante de todas las políticas.
Grecia sería el país que muestra, de forma más evidente, esta contradicción. Probablemente, el único de la UE en el que se daban las condiciones para la tormenta perfecta: cuentas públicas falseadas para poder formar parte del euro, economía permanentemente subvencionada, absoluta falta de competitividad y un sistema impositivo ineficiente que permite que las rentas más altas apenas tributen.
La pasividad durante años de la clase política griega, de uno u otro signo político, la voracidad bancaria por dar créditos que en caso de resultar fallidos son recuperados por los rescates de las cuentas públicas con el dinero de todos y la complicidad de la burocracia de Bruselas, han dejado gravemente tocado el proyecto europeo.
Pendientes del Parlamento griego
El Parlamento griego deberá aprobar antes de este jueves (16 de julio) los proyectos de ley impuestos por Bruselas para empezar a negociar los términos del tercer rescate. Grecia vive como una “humillación” las imposiciones de la anteriormente conocida como Troika.
La mitad del Gobierno ha mostrado su oposición a los acuerdos de Bruselas, los diputados de Syriza amenazan con votar en contra en el Parlamento y los socios que dan la mayoría absoluta a Syriza en la Cámara harán lo mismo.
Se abre un escenario incierto que puede desembocar en la formación de un Gobierno de concentración con nuevos socios y el sector de Syriza que se mantenga fiel a Tsipras; o la caída del Ejecutivo y la convocatoria de nuevas elecciones. Aún puede dar un vuelco la situación griega.