Los fondos de recuperación de la UE, establecidos tras la pandemia, han sido considerados una oportunidad perdida para impulsar la transición digital. Aunque todos los Estados miembros asignaron al menos el 20% de estos fondos a inversiones digitales, no se priorizaron las principales necesidades en este ámbito. Un informe del Tribunal de Cuentas Europeo destaca que la falta de un enfoque estratégico y la ambigüedad en los indicadores dificultan medir el impacto real del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR). Además, se observan retrasos significativos en la ejecución de proyectos y escaso interés en iniciativas plurinacionales que son clave para avanzar en capacidades digitales. La auditoría revela que el MRR podría no estar cumpliendo su potencial como catalizador de la transformación digital en Europa.
Los fondos de recuperación de la UE, una oportunidad desaprovechada para la transición digital
Todos los Estados miembros de la Unión Europea han destinado al menos el 20 % de los fondos de recuperación otorgados tras la pandemia a inversiones digitales. Sin embargo, estos recursos no se han utilizado de manera prioritaria para abordar las principales necesidades digitales del continente. Un informe del Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) revela que, debido a la naturaleza general y discordante de los indicadores de progreso, el impacto real del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) en la transición digital sigue siendo incierto.
El MRR, establecido con el fin de impulsar la transformación digital en Europa, cuenta con un presupuesto total cercano a 150 000 millones de euros, lo que representa aproximadamente dos tercios del total destinado a la digitalización en la UE. No obstante, los auditores han señalado que el gasto en este ámbito no siempre ha sido efectivo, ya que no se exigía a los Estados miembros priorizar las medidas que abordaran sus principales carencias digitales.
Pese a que uno de los objetivos fundamentales del MRR es apoyar tanto la transición digital como la ecológica, cada país debía asignar al menos el 20 % de su presupuesto total a reformas e inversiones digitales. Sin embargo, se critica la ambigüedad conceptual del reglamento del MRR, lo que dificultó un uso específico y efectivo de los fondos. Aunque se identificó la "transición digital" como un objetivo clave, no se proporcionó una definición clara, permitiendo así que los gobiernos propusieran diversas medidas sin garantizar avances significativos.
Ildikó Gáll-Pelcz, miembro del TCE responsable de la auditoría, destacó: "Aunque todos los Estados miembros cumplieron o incluso superaron el umbral del 20 % asignado a medidas digitales, el proceso carecía de un enfoque estratégico." Gáll-Pelcz agregó que algunos países utilizaron esta financiación para mejorar áreas donde ya tenían buenos resultados en lugar de enfocarse en sus debilidades más acentuadas. Esto ha llevado a considerar el MRR como una oportunidad perdida para catalizar verdaderamente la transición digital.
Además, se ha observado que los retrasos en la implementación son más comunes de lo reportado ante la Comisión Europea. Hasta principios de 2024, solo se había notificado una ejecución del 31 % de los hitos y objetivos digitales previstos. Una evaluación detallada realizada en cinco países europeos auditados reveló que casi la mitad de estos hitos habían sufrido retrasos significativos.
Apenas se han aprovechado las oportunidades para llevar a cabo proyectos plurinacionales a largo plazo, cruciales para avanzar en capacidades digitales dentro de la UE. Los auditores encontraron que solo se adoptaron sesenta medidas transfronterizas entre más de mil propuestas digitales disponibles, representando aproximadamente 5 000 millones de euros, o el 3,3 % del financiamiento digital del MRR. Este escaso interés pone de manifiesto una tensión entre el corto plazo requerido por el MRR y el largo periodo necesario para implementar estos complejos proyectos.
Finalmente, el marco actual para medir el rendimiento del MRR resulta inadecuado para evaluar correctamente los resultados y su impacto sobre los objetivos digitales. Los indicadores utilizados son demasiado generales y no están alineados con la estrategia digital vigente en Europa. Esto limita significativamente la capacidad para medir adecuadamente cómo las reformas e inversiones contribuyen realmente a avanzar en la transición digital.
En febrero de 2021, se estableció el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) con un presupuesto inicial que alcanzaba hasta 724 000 millones de euros. Su propósito era mitigar las repercusiones económicas derivadas de la pandemia COVID-19 y preparar mejor las economías europeas ante futuros desafíos relacionados con las transiciones ecológica y digital. A finales de 2024, se habían comprometido cerca de 650 000 millones, distribuidos entre subvenciones y préstamos.
La auditoría abarca desde febrero de 2021 hasta marzo de 2024 e incluye análisis adicionales hasta finales del mismo año. Se evaluó si todos los Estados miembros cumplían con el requisito del 20 % destinado a medidas digitales mediante visitas a cinco países (Dinamarca, Francia, Italia, Luxemburgo y Rumanía), donde se examinaron veintisiete medidas seleccionadas por su relevancia e importancia para la transición digital.
Cifra | Descripción |
---|---|
20% | Porcentaje mínimo que deben destinar todos los Estados miembros a inversiones digitales. |
150,000 millones € | Asignación total del MRR para el periodo 2021-2027. |
235,000 millones € | Presupuesto digital total previsto por la UE. |
31% | Porcentaje ejecutado hasta principios de 2024 respecto a hitos y objetivos digitales. |
724,000 millones € | Presupuesto inicial establecido para el MRR. |
Todos los Estados miembros asignaron al menos el 20 % de los fondos de recuperación otorgados tras la pandemia a inversiones digitales.
No, los fondos no se destinaron de forma prioritaria a resolver las principales necesidades digitales.
Debido al carácter general y discordante de los indicadores de progreso, no se conoce con certeza el impacto del MRR en la transición digital de la UE.
Los auditores critican la ambigüedad conceptual del Reglamento del MRR, que dificultaba el empleo específico de los fondos en los Estados miembros.
Aunque todos los Estados miembros cumplieron o incluso excedieron el umbral del 20 % para medidas digitales, el proceso carecía de enfoque estratégico, lo que llevó a algunos países a invertir en áreas donde ya tenían buenos resultados en lugar de abordar sus puntos débiles.
Los retrasos en la aplicación son más frecuentes de lo que se notifica, con un 31 % de ejecución reportada hasta principios de 2024, seis puntos porcentuales por debajo de lo previsto.
Apenas se aprovechó la oportunidad para llevar a cabo proyectos plurinacionales a largo plazo, con solo sesenta medidas adoptadas entre más de mil propuestas digitales.
No, el marco actual no es adecuado para evaluar correctamente los resultados y el impacto del financiamiento en la transición digital debido a indicadores demasiado generales y falta de datos coherentes.