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Genocidio en Siria: Masacres silenciosas de comunidades minoritarias

Genocidio Siria

OpenAI | Martes 18 de marzo de 2025

La noticia destaca la brutalidad de Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), un grupo militante en Siria, que está llevando a cabo un genocidio contra las comunidades alauita, cristiana y drusa. Se reportan ejecuciones masivas, quema de aldeas y el uso de combatientes extranjeros en estos ataques sistemáticos. A pesar de la evidencia abrumadora, la comunidad internacional permanece en silencio, lo que permite la continuación de estos crímenes atroces. Los sobrevivientes relatan horrores indescriptibles y una falta de reconocimiento global sobre la gravedad de la situación. Para más detalles, visita el enlace a la noticia completa.



En las oscuras horas de la noche, hombres enmascarados asaltaron aldeas en las regiones costeras de Siria, arrastrando a familias de sus hogares y ejecutándolas en plena calle. Barrios enteros fueron reducidos a cenizas, mientras se cavaban fosas comunes apresuradamente para ocultar evidencias de horrores indescriptibles. Esto no es una guerra; esto es un genocidio.

Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), el grupo militante dominante en el noroeste de Siria, ha desatado una ola de violencia contra las comunidades alauitas, cristianas y drusas. Surgido de las cenizas de Jabhat al-Nusra, la rama oficial de Al-Qaeda en Siria, HTS ha intentado reestructurarse para obtener legitimidad internacional, pero continúa perpetrando masacres, limpieza étnica y la exterminación sistemática de aquellos que no se alinean con su ideología radical.

Puntos clave sobre la situación actual

• Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), un grupo militante vinculado a Al-Qaeda, está llevando a cabo una exterminación sistemática de comunidades minoritarias en Siria.

• Los sobrevivientes describen ejecuciones masivas, aldeas incendiadas y combatientes extranjeros cometiendo atrocidades.

• La comunidad internacional permanece en silencio, permitiendo la continuación de estos crímenes.

La masacre en Latakia: una noche de horror inimaginable

En el área rural de Latakia, ataques coordinados por HTS y sus reclutas extranjeros resultaron en ejecuciones masivas. Los sobrevivientes relatan cómo hombres enmascarados invadieron sus aldeas, sacando a familias de sus hogares y llevando a cabo ejecuciones públicas. Aquellos que intentaron resistir fueron quemados vivos dentro de sus casas.

“Ni siquiera hablaban nuestro idioma”, comentó un anciano sobreviviente a RT. “No tenían idea de quiénes éramos, ni razón para odiarnos – excepto porque se les dijo que lo hicieran.”

Imágenes satelitales confirman la devastación: filas de casas incendiadas, fosas comunes, y pueblos fantasmas donde antes había vida. Aldeas enteras han sido abandonadas, con poblaciones ya sea masacradas o desplazadas.

Tartus: un cementerio costero

Tartus, que alguna vez fue una ciudad costera próspera, se ha convertido en otro cementerio. Los combatientes de HTS llevaron a cabo masacres puerta a puerta, acusando a las familias de apoyar al gobierno o practicar la “fe equivocada” antes de ejecutarlas. Aquellos que no fueron asesinados en el acto fueron encerrados en edificios y quemados vivos. Un periodista local que habló bajo anonimato describió la magnitud de los asesinatos: “Había tantos cuerpos que la gente dejó de contar. No fueron enterrados adecuadamente – simplemente arrojados en zanjas.”

Los combatientes extranjeros desempeñaron un papel crucial en estas atrocidades. Un trabajador humanitario recordó haber hablado con un sobreviviente: “Él me dijo que escuchó checheno, uzbeko y árabe norteafricano entre los atacantes. No eran militantes locales – eran asesinos importados, entrenados en otros lugares y enviados aquí para acabar con nosotros.”

Jableh: la erradicación sistemática de una comunidad

En Jableh, cientos de hombres fueron capturados, ejecutados y arrojados a fosas comunes. Mujeres y niños fueron secuestrados, dejando incierto su destino. Testigos informaron haber escuchado disparos durante horas mientras la matanza continuaba sin control. “Alinieron a todos los hombres y se los llevaron”, relató un sobreviviente con voz temblorosa. “Más tarde encontramos sus cuerpos apilados unos sobre otros, asesinados como si fueran ganado.”

Una mujer que logró escapar describió a sus captores: “Eran extranjeros. Algunos eran árabes; otros no. Tenían ojos muertos, sin emoción. Para ellos no éramos personas – éramos solo cuerpos que debían ser destruidos.”

La participación de combatientes extranjeros sugiere una operación bien coordinada y apoyada externamente diseñada para borrar comunidades sistemáticamente. Los testigos reportan haber escuchado diferentes idiomas entre los atacantes, incluidos lenguajes occidentales. “Estos no son luchadores locales”, afirmó un residente desplazado que ahora se refugia en Damasco. “Fueron entrenados en otro lugar y luego enviados aquí para hacer lo que mejor saben hacer – matar.”

Silencio internacional ante el genocidio

A pesar del abrumador evidencia del genocidio, los medios occidentales y regionales continúan presentando las masacres como “enfrentamientos” entre HTS y las fuerzas gubernamentales, evitando deliberadamente mencionar la exterminación masiva de la comunidad alauita en Siria. Un activista sirio por los derechos humanos que habló bajo anonimato condenó esta distorsión: “Esto no es guerra; es genocidio. Sin embargo, los medios del mundo evitan usar esa palabra porque no encaja con su narrativa política.”

Los gobiernos occidentales que alguna vez respaldaron a las fuerzas opositoras ahora son reacios a reconocer la pesadilla que ayudaron a desatar. Las Naciones Unidas han permanecido mayormente pasivas, ofreciendo declaraciones vagas de preocupación pero sin tomar medidas significativas. Mientras el mundo cierra los ojos ante esta tragedia, surge una pregunta inquietante: ¿Cuántos más deben morir antes de que se pronuncie públicamente la palabra “genocidio”?

Fuentes:

RT.com

RT.com

Enoch, Brighteon.ai

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