El cambio climático está aumentando la exposición humana a micotoxinas, toxinas naturales producidas por hongos presentes en ciertos alimentos y cultivos. Un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) destaca que el aumento de las temperaturas y la humedad favorecen la proliferación de estos compuestos tóxicos, que pueden causar graves problemas de salud, como daños hormonales, inmunológicos y carcinogénicos. Grupos vulnerables, como niños pequeños y mujeres embarazadas, corren mayor riesgo. Además, el cambio climático altera el comportamiento de los hongos y puede incrementar el uso de fungicidas, lo que plantea riesgos adicionales. Se requiere una acción coordinada a nivel europeo para mitigar estos efectos y proteger la salud pública. Para más información, visita el enlace: https://biblioteca.cibeles.net/climate-change-impacts-leading-to-increased-exposure-to-harmful-toxins/.
El cambio climático está elevando las temperaturas en Europa, lo que a su vez aumenta el riesgo de exposición humana a los micotoxinas, toxinas naturales producidas por hongos presentes en ciertos alimentos, piensos y cultivos. Esta advertencia proviene de un informe publicado recientemente por la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA).
Las micotoxinas pueden afectar gravemente la salud, y para prevenir su creciente contaminación se requiere una acción coordinada tanto a nivel europeo como nacional, enfocándose en la investigación, políticas y prácticas que reduzcan efectivamente estos riesgos.
Un clima más cálido y húmedo en diversas regiones europeas está favoreciendo una mayor prevalencia de micotoxinas generadas por hongos. Esto es parte de lo que se analiza en el informe titulado ‘Exposición a micotoxinas en un clima europeo cambiante’, que detalla las preocupaciones sanitarias asociadas con estos compuestos, especialmente en relación con sus efectos sobre los cultivos alimentarios.
Los expertos señalan que los grupos vulnerables, como niños pequeños e infantes, son particularmente susceptibles debido a su mayor ingesta de alimentos en relación con su peso corporal. También se identifican como grupos de riesgo a las mujeres embarazadas y los trabajadores del sector agrícola y alimentario.
La exposición a estas toxinas ocurre principalmente al consumir alimentos contaminados, especialmente granos y cereales. Lavar o cocinar estos productos no garantiza la eliminación de las micotoxinas, ya que algunos hongos productores son invisibles y no detectables por olor o sabor. Otra vía de exposición es el agua potable contaminada por escorrentía agrícola.
Aparte del consumo, la inhalación y la absorción a través de la piel también representan vías potenciales de exposición para quienes trabajan con cultivos o alimentos afectados.
El cambio climático está alterando el comportamiento y distribución de los hongos, incrementando así el riesgo de exposición a estas toxinas. El aumento en las precipitaciones, inundaciones y erosión del suelo puede transferir micotoxinas desde el suelo hacia ríos y aguas subterráneas.
Eventos climáticos extremos, como fuertes lluvias o sequías prolongadas, aumentan el estrés en las plantas, haciendo que los cereales—especialmente el maíz—sean más vulnerables a infecciones fúngicas y contaminación por micotoxinas. Las consecuencias van más allá de la salud humana; la contaminación creciente puede resultar en menores rendimientos agrícolas y pérdidas económicas asociadas.
El incremento del riesgo de infecciones fúngicas podría llevar a un uso aumentado de fungicidas por parte de los agricultores. A largo plazo, esto podría generar mayores riesgos relacionados con el desarrollo de resistencia antifúngica, aumentando así la probabilidad de infecciones fúngicas difíciles de tratar en humanos.
Caso emblemático son las micotoxinas, que presentan consecuencias potencialmente graves para la salud animal, humana y del ecosistema. La Unión Europea ya trabaja en diversas áreas políticas para entender y desarrollar soluciones frente a los riesgos asociados a estas toxinas. Se propone realizar vigilancia ambiental complementaria que incluya monitoreo no solo del clima sino también de alimentos, piensos animales y seres humanos.
Acciones futuras podrían incluir el desarrollo de cultivos resistentes a infecciones fúngicas y la adopción de buenas prácticas agrícolas adaptadas a las condiciones ambientales actuales. La estrategia conocida como 'One Health', promovida por la Unión Europea, busca coordinar acciones e investigaciones reconociendo la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental.
Cifra | Descripción |
---|---|
14% | Población adulta en Europa expuesta a niveles perjudiciales de DON. |
1-3 años | Grupo vulnerable: niños pequeños. |
Menores de 12 meses | Grupo vulnerable: bebés. |
Las micotoxinas son compuestos tóxicos que se forman de manera natural a partir de hongos. Pueden interrumpir hormonas, debilitar el sistema inmunológico, dañar el hígado y los riñones, aumentar el riesgo de aborto espontáneo, perjudicar a los niños no nacidos y actuar como carcinógenos.
Certain groups may be at higher risk from exposure to mycotoxins. Young children (1-3 years old) and infants (under 12 months old) are especially vulnerable due to their higher food intake relative to body weight as are pregnant women and workers in the agricultural, food and feed sector.
Las personas están expuestas a estas toxinas al consumir alimentos contaminados (particularmente granos y cereales). Lavar y cocinar estos alimentos no necesariamente elimina las micotoxinas. También pueden entrar en el cuerpo a través del agua potable contaminada o por inhalación y absorción a través de la piel.
El cambio climático está alterando el comportamiento y la distribución de los hongos, lo que puede aumentar el riesgo de exposición a estas toxinas. Eventos climáticos extremos también aumentan el estrés en las plantas, haciéndolas más vulnerables a infecciones por hongos.
La Unión Europea está trabajando en diferentes políticas para entender y desarrollar soluciones para abordar los riesgos de las micotoxinas. Esto incluye la vigilancia ambiental y posibles acciones futuras como cultivar cultivos resistentes a infecciones fúngicas y adoptar buenas prácticas agrícolas.