Un informe revela que Bill Gates financió ensayos clínicos de hidroxicloroquina (HCQ) que fueron manipulados para desacreditar este tratamiento natural durante la pandemia de COVID-19. A pesar de ser un medicamento seguro y eficaz utilizado durante décadas, HCQ fue objeto de ataques por parte de figuras influyentes que lo calificaron como peligroso. Los ensayos, respaldados por la OMS y con una dosis excesiva administrada a los pacientes, resultaron en efectos adversos y contribuyeron a la percepción negativa del fármaco. Este escándalo pone en duda la integridad de las pruebas y el papel de Gates como principal financiador de la OMS. Para más detalles, visita el enlace.
La pandemia de COVID-19, que comenzó a principios de 2020, fue el escenario en el que Bill Gates y otros personajes influyentes intentaron desacreditar un tratamiento bien establecido, asequible y seguro, al calificarlo como desinformación peligrosa.
El medicamento hidroxi-cloroquina (HCQ), utilizado por miles de millones para tratar la malaria durante más de setenta años sin efectos secundarios significativos cuando se usa correctamente, fue objeto de un intenso escrutinio. En Estados Unidos, los médicos prescriben aproximadamente seis millones de recetas de HCQ anualmente.
Según informes, Hub Pages destaca que un compendio de 420 estudios conocidos sobre HCQ como remedio para COVID indica que este antipalúdico puede ofrecer beneficios significativos: un “riesgo significativamente menor de mortalidad, hospitalización, progresión, recuperación, casos y eliminación viral”, sin aumento del riesgo de problemas cardíacos o muerte, según C19hcq.org.
A pesar del respaldo médico hacia el uso de HCQ, los profesionales que lo recetaban enfrentaron ataques. La prestigiosa revista médica The Lancet publicó un estudio que concluyó que el HCQ era peligroso; sin embargo, este estudio se basó en datos falsificados y fue retirado posteriormente en medio de un escándalo significativo. El editor en jefe de The Lancet lamentó que su revista hubiera sido víctima de un “fraude monumental”. A pesar de ello, los artículos que afirman que el HCQ es inútil y potencialmente dañino siguen dominando los resultados de búsqueda en Internet hasta la fecha.
A través de ensayos clínicos organizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Gates financió una serie de ensayos diseñados para demostrar concluyentemente que el HCQ no era efectivo en el tratamiento del COVID. Gates es el mayor financiador individual de la OMS, superando incluso a Estados Unidos cuando se considera la donación controlada por Gates a GAVI.
Es razonable afirmar que cualquier deseo que Gates tenga en la OMS se cumple. En 2020, Gates calificó la idea de que el HCQ ayudara a combatir el COVID como “ridícula”. La junta del diseño del ensayo Solidarity Trials incluyó a cinco miembros del Bill and Melinda Gates Foundation entre sus veinticinco integrantes y utilizó un enfoque garantizado para perjudicar la imagen del HCQ: administrar dosis tóxicas masivas a los pacientes con COVID participantes.
A continuación se presenta un extracto del protocolo del ensayo Solidarity Trials que especifica la dosis experimental de HCQ. Esta dosis supera ampliamente las recomendaciones estándares para su uso seguro.
Vera Sharav, sobreviviente del Holocausto y fundadora de una organización sin fines de lucro dedicada a combatir experimentos médicos poco éticos, afirmó:
“La Dra. Meryl Nass ha descubierto una serie de experimentos patrocinados por el gobierno sobre hidroxi-cloroquina diseñados para causar daño a pacientes gravemente enfermos con COVID-19.”
A pesar de las evidencias sobre su eficacia y seguridad en tratamientos contra COVID-19, muchos médicos han enfrentado represalias por utilizar HCQ. Un informe publicado por The Wall Street Journal destacó cómo The Lancet tuvo que retractarse tras publicar un estudio erróneo sobre los riesgos asociados al uso del medicamento.
No obstante las restricciones impuestas por organismos reguladores como la FDA para autorizar emergencias solo si no existen alternativas seguras disponibles, se observa una creciente preocupación sobre las decisiones tomadas durante la pandemia. Las reglas establecidas prohíben otorgar autorizaciones si hay tratamientos seguros como el HCQ disponibles.
A medida que surgen nuevas investigaciones y testimonios sobre los efectos adversos provocados por tratamientos inadecuados administrados durante los ensayos clínicos, persiste la incertidumbre acerca del futuro legal y ético relacionado con estas prácticas médicas. Sin duda, será fundamental seguir investigando estos eventos para garantizar una atención médica ética y responsable.
Descripción | Cifra |
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Dosis total en los ensayos Solidarity Trials | 8800 mg |
Dosis estándar para malaria (total en 4 días) | 2000 mg |
Porcentaje de pacientes que murieron en el ensayo Recovery | 25.7% |
Número de pacientes en los ensayos Solidarity Trials | 3500 |