Un nuevo estudio de NCRI y la Universidad de Rutgers revela que los programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) pueden tener efectos contraproducentes, aumentando la hostilidad y las actitudes autoritarias. La investigación muestra que los materiales DEI que enfatizan la opresión sistémica llevan a los participantes a percibir sesgos en situaciones neutrales y a apoyar medidas punitivas sin evidencia. A pesar de los 8 mil millones de dólares gastados anualmente en estos programas, se sugiere que pueden empeorar el ambiente laboral y no alcanzar sus objetivos. Este hallazgo coincide con la crítica del expresidente Donald Trump hacia los programas DEI, abogando por un enfoque basado en el mérito.
Un reciente estudio realizado por el Network Contagion Research Institute (NCRI) y la Universidad de Rutgers ha revelado que los programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) suelen tener efectos contraproducentes, incrementando la hostilidad, la división y las tendencias autoritarias. Los materiales de DEI que enfatizan la opresión sistémica llevaron a los participantes a percibir sesgos en situaciones neutrales y a apoyar medidas punitivas sin evidencia concreta. Este análisis también encontró un aumento en actitudes autoritarias, donde los participantes demonizaban a los grupos considerados "opresores" y respaldaban la supresión de opiniones disidentes.
A pesar de que se invierten aproximadamente 8 mil millones de dólares anuales en programas DEI, la investigación sugiere que podrían empeorar el ambiente laboral y no alcanzar sus objetivos iniciales.
El expresidente Donald Trump ha acaparado titulares con su firme acción contra los programas DEI dentro del gobierno federal, intentando desmantelar lo que él califica como iniciativas “radicales y derrochadoras”. Sus órdenes ejecutivas, que incluyen la revocación de las políticas de acción afirmativa establecidas por Lyndon B. Johnson y la colocación del personal federal de DEI en licencia pagada, han reavivado un intenso debate sobre el papel del gobierno en la promoción de la diversidad frente al gobierno basado en el mérito. Mientras los críticos de Trump condenan esta medida como un retroceso, un creciente cuerpo de investigaciones sugiere que los programas DEI pueden estar causando más daño que beneficio.
El estudio del NCRI y Rutgers revela que el entrenamiento DEI frecuentemente resulta contraproducente, exacerbando problemas que pretende resolver. Los hallazgos plantean preguntas urgentes sobre la efectividad y las consecuencias no intencionadas de estos programas ampliamente implementados.
Las iniciativas DEI se han convertido en un elemento común en lugares de trabajo, universidades y agencias gubernamentales con el objetivo declarado de fomentar la inclusión y reducir el sesgo. Sin embargo, el estudio del NCRI, que involucró a más de 3,000 participantes, encontró que la exposición a materiales DEI centrados en la opresión sistémica y la victimización generó percepciones elevadas de sesgo, mayor apoyo para medidas punitivas y un aumento en la hostilidad intergrupal.
Los participantes expuestos a estos materiales eran más propensos a detectar sesgos raciales en situaciones neutrales y a respaldar castigos severos por ofensas percibidas —incluso cuando no hubo ninguna falta. Por ejemplo, en un escenario hipotético sobre admisiones universitarias, aquellos expuestos a materiales DEI mostraron una tendencia significativa a acusar a un oficial de admisiones de sesgo racial sin evidencia alguna.
Los resultados del estudio son preocupantes. Los participantes expuestos a narrativas DEI mostraron un incremento del 12% en el apoyo para suspender individuos acusados de sesgo, así como un aumento del 16% en las demandas de disculpas públicas. Estas actitudes punitivas no se limitaron únicamente al ámbito racial; patrones similares emergieron también en escenarios relacionados con religión y casta.
Quizás lo más alarmante es cómo estos materiales fomentan tendencias autoritarias. Los participantes expuestos eran más propensos a demonizar grupos considerados “opresores” y apoyar la supresión de opiniones disidentes. Joel Finkelstein, director científico del NCRI y coautor del estudio, afirmó: “Lo que encontramos es que cuando las personas están expuestas a esta ideología, se vuelven hostiles sin ninguna indicación clara de que algo racista haya ocurrido”.
Este estudio subraya cómo los programas DEI pueden crear un entorno tóxico caracterizado por el miedo y la sospecha. Al enfatizar la opresión sistémica y la victimización, estas iniciativas corren el riesgo de fomentar una desconfianza injustificada entre grupos.
Dicho clima divisivo es precisamente lo que Trump busca abordar con su impulso para eliminar los programas DEI. La administración anterior se centró en restaurar un sistema donde las personas sean evaluadas por sus habilidades y logros, sin considerar su raza o género.
No obstante, este estudio no es un caso aislado. Un informe del Pew Research Center publicado en 2023 indica que el 52% de los trabajadores estadounidenses están obligados a asistir a entrenamientos DEI, con empresas gastando aproximadamente 8 mil millones anuales en estos programas. Sin embargo, como muestra esta investigación, estas iniciativas frecuentemente fallan en cumplir sus promesas e incluso pueden agravar los problemas existentes.
Fuentes utilizadas para este artículo incluyen:
Cifra | Descripción |
---|---|
$8,000,000,000 | Monto anual gastado en programas DEI |
12% | Aumento en el apoyo para suspender individuos acusados de sesgo |
16% | Aumento en la demanda de disculpas públicas |
12% | Aumento en las llamadas para capacitación obligatoria en DEI |