Joaquín ABAD | Jueves 02 de julio de 2015
Los de Podemos llevaban despotricando contra la llamada casta política tantas veces que nos lo creímos. Nos creímos que estos jóvenes políticos procedentes de la Complutense, si llegaban al poder, si pisaban moqueta, darían el ejemplo que nuestros mayores, pesoe y pepé, no han sabido dar. Durante años ha primado el enchufismo, el amigismo, la familia, antes que la excelencia. Y así nos ha ido. Muy mal.
Pues a la primera, zas. En Madrid situando a impresentables en las concejalías, y en Barcelona colocando a noviete, amigo del noviete, amante del amigo, primo, hermano... Son las consecuencias de que los anti-sistema se hagan con un ayuntamiento de la categoría de Barcelona, de la categoría de Madrid. Y en Madrid con la complicidad de todo un pesoe, con una historia reciente plagada de corrupción y maneras de república bananera.
Siempre me pareció penoso que personajes de la catadura del gorila rojo, ya fallecido, Chaves, o del actual payaso, Nicolás Madudo, fueran los que gobernaran nada más y nada menos que un país como Venezuela. Con recursos petrolíferos suficientes para el autoabastecimiento, con una riqueza agrícola envidiable, con un potencial industrial que no han sabido aprovechar y que ahora tengan que racionar alimentos de primera necesidad.
Pero en América del Sur, no tanto como en Africa, a veces caen en el populismo y llegan a la presidencia personajes iluminados que dan vergüenza ajena. Como Cristina Fernández de Kichnner. Toda una Argentina que podía ser el granero de América, con riquezas que no se merecen, sufre una inflación galopante mientras sus políticos roban a manos llenas, empezando por su presidenta.
Me temo que Pablo Iglesias y sus compañeros de partido estén cegados de soberbia y vuelvan a caer en los mismos vicios que tanto han criticado y por lo que muchos ciudadanos les han votado. Les han votado con la esperanza de que terminaran con los vicios del bipartidismo. Pero la primera, en la frente. Una pena.
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