Hay varias empresas europeas que tienen capacidad para la elaboración de varios millones de test al día, lo que, de poder contratar los servicios de la farmacéutica suiza, por ejemplo, se podrían disponer de verificadores para la mayoría de la población en cuestión de semanas.
El problema es que, para la adquisición de los test, el Banco de España debe autorizar transferencias de millones de euros que al parecer no es tan fácil, dada la actual situación de ruina económica del Estado Español.
Vamos, en román paladino, que no tenemos dinero para dichas compras y el ministerio de Sanidad está adquiriendo con cuenta gotas sólo a proveedores sanitarios dispuestos a dar a crédito los pedidos.
La preocupación de Moncloa reside en que la actual destrucción de empleo provocará una deuda económica difícil de asimiliar, y las autoridades europeas no están dispuestas a entregar al gobierno de Pedro Sánchez un cheque en blanco, por lo que trata de que se involucren el resto de partidos políticos del arco parlamentario para no asumir en solitario, Pedro y Pablo, el panorama que viene, y el desgaste que ello conlleva.
El estado español se enfrenta a una crisis como nunca se ha conocido, ya que mantiene a más de dos millones y medio de empleados públicos, que no producen y a los que a final de mes hay que transferirles sus nóminas. A esto se añaden los casi diez millones de pensionistas, y actualmente más de tres millones y medio de parados, que seguro se duplicarán por el efecto del coronavirus. Ah, y hay que añadir el gobierno con más ministros en la historia de España, con lo que ello conlleva de asesores, secretarios y demás empleados públicos que acarrea, y por supuesto, el gasto de coches oficiales, chóferes y demás. Un despropósito, cuando precisamente las autoridades europeas nos solicitan ahorro y contención del gasto público.
¿Y quién pagará la factura? Está claro que el reducido empresariado que saldrá tocado tras este largo periodo de confinamiento obligado no. Como dice la Biblia, nos espera un largo periodo de “llanto y crujir de dientes”.