La noticia revela que la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) financió completamente a Anwar al-Awlaki, un líder destacado de al-Qaeda, para que obtuviera un título en ingeniería en la Universidad Estatal de Colorado a finales de los años 90, justo antes de los ataques del 11 de septiembre. Este hecho plantea serias preguntas sobre la supervisión de los programas de asistencia exterior de EE. UU. y su posible conexión con el terrorismo. Al-Awlaki, conocido por sus sermones radicales que influyeron en algunos de los secuestradores del 9/11, recibió esta financiación sin aparentes vínculos con actividades extremistas en ese momento. La situación destaca las complicaciones en la previsión del impacto de la ayuda extranjera y su relación con el extremismo, lo que ha llevado a críticas sobre el papel encubierto de USAID en asuntos globales.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) otorgó asistencia financiera completa a Anwar al-Awlaki, quien posteriormente se convirtió en una figura prominente dentro de al-Qaeda. Este apoyo le permitió obtener un título en ingeniería en la Universidad Estatal de Colorado a finales de la década de 1990, apenas unos años antes de los ataques del 11 de septiembre. Esta revelación plantea interrogantes sobre la supervisión en los programas de asistencia exterior de Estados Unidos y la extensión total de la implicación del Estado profundo en los eventos del 11-S.
Al-Awlaki era conocido por sus sermones influyentes y escritos que promovían ideologías extremistas, las cuales fueron expuestas a muchos de los secuestradores del 11-S, como Nawaf al-Hazmi y Khalid al-Mihdhar, antes de los ataques. Los registros, inicialmente descubiertos por Intelwire y luego compartidos por la periodista investigativa Pamela Browne, detallan cómo al-Awlaki recibió financiamiento completo para estudiar ingeniería civil en la Universidad Estatal de Colorado durante los años 90.
En ese momento, al-Awlaki era un estudiante común sin vínculos visibles con actividades extremistas. Nacido en Nuevo México de padres yemeníes, pasó gran parte de su infancia en Yemen antes de regresar a Estados Unidos para continuar su educación.
El posterior trayecto de al-Awlaki está bien documentado: se convirtió en una figura clave dentro de al-Qaeda, reconocido por sus sermones radicales e influencia en círculos extremistas. Su vinculación con la organización culminó con su muerte en 2011, cuando un ataque aéreo estadounidense en Yemen lo eliminó bajo la dirección del entonces presidente Barack Obama.
La operación generó controversia, dado que al-Awlaki era ciudadano estadounidense, y su asesinato sin juicio desató un amplio debate sobre las acciones extrajudiciales y los derechos constitucionales. Aunque el financiamiento recibido por al-Awlaki ocurrió mucho antes de su radicalización, esta conexión subraya un problema más amplio: las dificultades para predecir cómo la ayuda exterior estadounidense, especialmente las becas educativas, podría apoyar indirectamente a individuos que más tarde participen en actividades hostiles.
USAID ha sostenido públicamente que su misión se centra en promover el desarrollo global y los esfuerzos humanitarios. Sin embargo, críticos argumentan que la agencia opera como una extensión encubierta de la CIA, impulsando agendas secretas alrededor del mundo bajo el disfraz de ayuda y desarrollo.
Por ejemplo, durante la ocupación soviética de Afganistán en los años 80, la CIA financió a Osama bin Laden cuando este era una figura clave dentro del Mujaheddin, proporcionándole recursos financieros, entrenamiento y apoyo logístico como parte de una estrategia más amplia para contrarrestar la influencia soviética en la región.
De manera similar, durante la guerra civil siria, Estados Unidos brindó apoyo a grupos yihadistas que tenían afiliaciones con al-Qaeda bajo el pretexto de promover la democracia y contrarrestar el régimen de Assad. USAID financió cientos de miles de comidas para alimentar a combatientes vinculados con al-Qaeda en Siria mientras avanzaban por el país, sometiendo a civiles y cometiendo crímenes contra la humanidad.
Este precedente histórico añade otra capa de complejidad a la conexión entre USAID y al-Awlaki, lo que provoca un renovado escrutinio sobre el papel que desempeña esta agencia en los asuntos globales.