El Departamento de Justicia de EE. UU. ha ordenado a miles de agentes del FBI que revelen sus roles en las investigaciones sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Esta revisión, liderada por el Fiscal General Adjunto Emil Bove, podría resultar en cambios de personal y ha suscitado temores de una purga política. Legisladores demócratas y funcionarios del FBI han expresado su preocupación por la posible persecución de agentes involucrados en casos relacionados con el expresidente Donald Trump. La medida se produce en medio de un debate continuo sobre la politización de la aplicación de la ley federal y las acciones del FBI durante los disturbios.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos ha ordenado a miles de agentes del FBI que revelen sus funciones en las investigaciones relacionadas con el disturbio en el Capitolio ocurrido el 6 de enero de 2021. Esta medida, impulsada por el Vicefiscal General interino Emil Bove, ha iniciado un proceso de revisión que podría resultar en cambios en la plantilla, lo que ha generado temores sobre una posible purga política.
Legisladores demócratas y funcionarios del FBI han expresado su preocupación por la posible persecución de agentes involucrados en casos relacionados con el expresidente Donald Trump y los disturbios en el Capitolio. Esta decisión se produce en medio de un debate continuo sobre la politización de las fuerzas del orden federal y los verdaderos responsables detrás del ataque del 6 de enero.
En un contexto que reaviva los debates sobre la politicidad dentro de las instituciones federales, el Departamento de Justicia ha ordenado a aproximadamente 4,000 agentes del FBI que detallen sus roles en las investigaciones sobre los disturbios. La directriz, emitida a través de un memorando obtenido por Reuters y The Associated Press, exige a los agentes que describan su participación en estas indagaciones, lo cual ha suscitado inquietudes sobre posibles despidos y una purga política más amplia.
La revisión se lleva a cabo mientras el expresidente Trump, quien ha acusado al FBI de parcialidad contra él durante mucho tiempo, regresa al ámbito político y conmutó sentencias para individuos conectados con los disturbios. Con legisladores demócratas y funcionarios del FBI oponiéndose a la investigación, las acciones del Departamento de Justicia subrayan las tensiones persistentes en torno a uno de los eventos más controvertidos en la historia reciente estadounidense.
El Vicefiscal General interino Emil Bove, responsable del memorando, indicó que se llevará a cabo un “proceso de revisión para determinar si son necesarias acciones adicionales” tras la entrega de los cuestionarios. Sin embargo, estos formularios pueden ser considerados como una ilusión de escrutinio, dado que los agentes del FBI podrían fácilmente proporcionar información falsa para mantener sus posiciones.
En medio del creciente escándalo, se ha informado que el director interino del FBI, Brian Driscoll, ha resistido la indagatoria del Departamento de Justicia. Según NBC News, Driscoll ha manifestado que no colaborará en el despido de agentes implicados en los casos relacionados con los disturbios del 6 de enero. Su postura refleja preocupaciones más amplias dentro del FBI sobre la posible erosión de la independencia de la agencia y la politización de sus operaciones.
La tensión entre el FBI y el Departamento de Justicia no es nueva. Durante la campaña electoral presidencial de 2020, Trump criticó repetidamente al FBI, acusándolo de parcialidad y alegando que se había vuelto “politizado”. Su retórica alimentó una narrativa que persiste entre sus seguidores, quienes ven las investigaciones relacionadas con el 6 de enero como parte de un esfuerzo más amplio para socavar su presidencia.
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