Un informe recientemente desclasificado de la CIA confirma que el SARS-CoV-2 fue "bioingenierizado" en un laboratorio con la ayuda del Pentágono en 2017. Esta revelación, junto a un estudio alemán innovador, sugiere un esfuerzo coordinado para ocultar el papel de agencias estadounidenses y occidentales en el desarrollo del virus COVID-19, desviando la culpa hacia China. La investigación alemana identifica un experimento financiado por el Pentágono que revela similitudes clave entre el virus MERS y SARS-CoV-2, lo que plantea serias preguntas sobre la implicación de EE.UU. en la pandemia. Estos hallazgos indican una posible complicidad global en la creación y propagación de un virus potencialmente diseñado. Para más detalles, visita el enlace.
Un reciente informe desclasificado de la CIA confirma que el SARS-CoV-2 fue ‘bioingenierizado’ en un laboratorio con la colaboración del Pentágono en 2017. Esta revelación impactante, junto a un estudio innovador proveniente de Alemania, sugiere un esfuerzo coordinado para ocultar el papel de agencias estadounidenses y occidentales en el desarrollo del virus COVID-19, al mismo tiempo que se desvía la culpa hacia China.
El análisis de la CIA, divulgado en enero de 2025, marca un giro notable en la discusión sobre los orígenes del COVID-19. La agencia declaró con “baja confianza” que el virus probablemente tuvo su origen en un laboratorio, alineándose con las conclusiones previamente expresadas por el FBI y el Departamento de Energía. Sin embargo, el informe evita asignar responsabilidades directas, enfocándose más bien en la supuesta falta de transparencia por parte de China.
John Ratcliffe, exdirector de la CIA, ha defendido durante mucho tiempo la teoría del escape del laboratorio. En una audiencia ante el Congreso en abril de 2023, afirmó que esta es la “única” explicación plausible para la pandemia. No obstante, los hallazgos de la CIA no se basan en evidencia nueva, sino en inteligencia existente, lo que suscita interrogantes sobre el momento y las motivaciones detrás de la publicación del informe.
La divulgación del informe coincide con un estudio alemán que identifica un experimento financiado por el Pentágono en 2017 relacionado con un virus quimérico MERS que presenta un sitio de escisión furina idéntico al del SARS-CoV-2. Este descubrimiento, publicado en BMC Genomic Data, proporciona una prueba contundente que vincula la investigación estadounidense con el virus pandémico.
El estudio alemán, liderado por el biólogo computacional Andreas Martin Lisewski, revela que un experimento realizado en 2017 con un virus MERS adaptado a ratones (MERS-MA30) generó un sitio de escisión furina casi idéntico al del SARS-CoV-2. Este sitio actúa como unas “tijeras” moleculares que permiten al virus ingresar a las células humanas y es fundamental para su letalidad y capacidad de transmisión.
Los hallazgos más relevantes del estudio incluyen:
El Dr. David Baltimore, virólogo galardonado con el Premio Nobel, describió el sitio de escisión furina como una “prueba contundente” del origen artificial del virus. “Cuando vi por primera vez el sitio de escisión furina en la secuencia viral con sus codones de arginina, le dije a mi esposa que era la prueba definitiva del origen del virus”, afirmó.
Tanto el informe de la CIA como el estudio alemán indican un patrón más amplio de encubrimiento y desinformación. Investigaciones realizadas por Gospa News y otros medios independientes han descubierto evidencias sobre la participación estadounidense en investigaciones relacionadas con coronavirus desde los años noventa. Entre estas evidencias se encuentran:
Además, el informe no aborda la misteriosa muerte del profesor Frank Plummer, reconocido científico que trabajó con los virus MERS y SARS. Plummer falleció repentinamente en febrero de 2020, pocos días antes de que se declarara oficialmente la pandemia COVID-19.
Las revelaciones sobre los orígenes del SARS-CoV-2 presentan una imagen perturbadora acerca de una posible complicidad global en el desarrollo y propagación de un virus potencialmente diseñado artificialmente. El informe de la CIA reconoce un origen laboratorista pero actúa como una cortina de humo que desvía atención hacia China mientras oculta las investigaciones paralelas realizadas por Estados Unidos. Por otro lado, el estudio alemán ofrece pruebas irrefutables vinculando experimentos estadounidenses al virus pandémico y las acciones totalitarias adoptadas por gobiernos alrededor del mundo para implementar rápidamente experimentos relacionados con vacunas mRNA.