Javier Arias | Lunes 20 de abril de 2020
Una situación de crisis, como la que estamos viviendo, necesita una comunicación continua y fluida por parte de los que aspiran a liderar su resolución. El gobierno socialcomunista, responsable en gran medida de las más duras consecuencias de esta crisis, ocupa todos los días, horas y espacios en los medios de comunicación para imponer su visión, el olvido sobre sus negligencias, disimular su caos y eludir las consecuencias.
Mientras, la oposición parece dormida. La derecha política es incapaz de articular respuestas constantes y firmes a tanto desmán gubernamental, a las amenazas sobre la vida y la propiedad de los españoles, a la erosión de la democracia, a sus derechos y libertades.
Es la derecha social desde los escasos medios de comunicación todavía no comprados, o las iniciativas individuales, la que está dando una respuesta bajo el ataque de la izquierda en el gobierno.
Desde hace 150 años los comunistas saben que la política es comunicación. El partido despliega redes y organismos, para influir en la opinión pública porque saben que su meta esencial es ocupar la mente de la gente. De su éxito, da fe el mantenimiento del clima positivo en las sociedades occidentales hacia el comunismo, en especial en las fábricas de ideas, como la educación o los medios de comunicación, a pesar de haber sido responsable de los mayores genocidios del siglo XX. El discurso comunista sigue siendo mayoritario en el mundo de la cultura y la universidad. Incluso ha sido asumido por la derecha, hasta unos niveles inconcebibles.
Cuando la izquierda consigue poder-al nivel que sea- coloca a los suyos. Cuando la derecha la sustituye, hace los mismo: coloca a los popes de la izquierda. Da vergüenza la cantidad de personajes de la izquierda sectaria que nombra o mantiene la derecha, para luego sorprenderse de que hagan labor de zapa, o les escupan a la cara nombramientos y galardones.
Cs, PP o Vox parecen incapaces de organizar vías de comunicación para dar respuesta a tanto infundio, propaganda y caos del gobierno. Incapaces de frenar la ola represiva sobre los medios y canales que no se someten al Ejecutivo. No consiguen, siquiera, llegar a sus militantes y simpatizantes con un mensaje diario, con su opinión o sus respuestas.
Con miles de militantes, dinero suficiente y un amplio catálogo de medios tecnológicos a su alcance, si no lo hacen ahora ¿cuando?
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