El Primer Ministro británico, Keir Starmer, ha anunciado la implementación de "oficiales de policía AI" en el Reino Unido, que tendrán la capacidad de arrestar a ciudadanos por "crímenes de pensamiento". Durante su intervención en el Foro Económico Mundial en Davos, Starmer destacó su intención de integrar la inteligencia artificial en todos los aspectos del país, prometiendo un aumento significativo en la capacidad computacional pública para 2030. Este plan ha generado preocupaciones sobre la vigilancia estatal y el costo económico para los contribuyentes, ya que se prevé una inversión masiva en tecnología y energía, incluyendo nuevos reactores nucleares. La propuesta ha sido recibida con escepticismo por parte del público, que asocia la IA con temores de control y pérdida de libertades. Para más detalles, visita el enlace: https://biblioteca.cibeles.net/british-govt-unveil-ai-police-officers-that-can-arrest-citizens-for-thought-crimes/.
El Primer Ministro británico, Keir Starmer, ha revelado planes para implementar "oficiales de policía de inteligencia artificial" en el Reino Unido, los cuales tendrán la capacidad de arrestar a ciudadanos considerados culpables de cometer "delitos de pensamiento".
Durante su intervención en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Starmer afirmó con orgullo que su gobierno se propone "inyectar la inteligencia artificial en las venas de Gran Bretaña".
“Nuestro plan convertirá a Gran Bretaña en líder mundial. Proporcionará a la industria la base que necesita y acelerará el 'Plan para el Cambio'”, declaró Starmer. Aseguró que este plan tiene como objetivo generar “más empleos, más inversión, más dinero en los bolsillos de las personas y transformar los servicios públicos”.
Starmer enfatizó: “En un mundo de feroz competencia, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Debemos actuar rápidamente para ganar la carrera global”. Esta declaración ha suscitado críticas sobre el enfoque del gobierno hacia una posible sustitución de seres humanos por transhumanos.
La estrategia del Primer Ministro parece alinearse con las visiones del Foro Económico Mundial, donde se ha promovido un futuro dominado por tecnologías avanzadas y control estatal. “Si desea mantener su empleo durante los próximos cuatro años, es mejor comenzar ahora”, advirtieron sus asesores.
El anuncio implica un avance hacia una vigilancia estatal controlada, respaldada por grandes datos y un control centralizado sobre la sociedad. El periódico The Guardian informó que “Keir Starmer lanzará un plan de acción amplio para aumentar veinte veces la capacidad computacional de inteligencia artificial bajo control público para 2030”.
La fecha mencionada ha generado inquietudes sobre el cumplimiento de objetivos que podrían restringir las libertades individuales. La agenda 2030 busca mantener el rumbo hacia una reducción drástica de las emisiones de carbono, lo cual podría tener repercusiones económicas significativas.
Se estima que el impulso hacia esta distopía tecnológica costará miles de millones a los contribuyentes británicos en los próximos cinco años. Además, se requerirá una generación eléctrica considerablemente aumentada, lo que ha llevado al gabinete a solicitar inversiones aceleradas en nuevos “reactores nucleares miniatura” para abastecer esta tecnología demandante.
Las reacciones del público ante la instalación de estas plantas nucleares cerca de áreas residenciales son inciertas y podrían ser negativas.
A pesar de un estudio gubernamental que reveló que las palabras más asociadas con la inteligencia artificial son “robot”, “aterrador” y “preocupante”, esto no ha frenado el entusiasmo del Primer Ministro por reemplazar trabajadores agrícolas con robots y transformar paisajes rurales en centros tecnológicos.
La propuesta del gobierno incluye la creación de una Biblioteca Nacional de Datos destinada a apoyar “la investigación e innovación en inteligencia artificial”, aunque no se han especificado qué datos estarán disponibles para empresas privadas.
Rachel Reeves, ministra de finanzas, ha sugerido implementar recortes drásticos en servicios públicos como parte del financiamiento necesario para llevar adelante estos planes ambiciosos.
A medida que el Reino Unido avanza hacia un futuro incierto marcado por cambios radicales, surge la necesidad urgente de una resistencia organizada contra estas transformaciones impuestas desde arriba. La cultura británica tradicional puede ofrecer una base sólida para oponerse a esta modernidad despersonalizada.
La promesa del gobierno sobre un mundo ideal sustentado por inteligencia artificial está intrínsecamente vinculada a redes globales de vigilancia. Las ciudades inteligentes están siendo propuestas como soluciones habitacionales para aquellos desplazados por este nuevo orden económico.
Es momento de unir fuerzas en defensa del patrimonio cultural y natural británico frente a las amenazas planteadas por estos desarrollos tecnológicos. La lucha por preservar lo humano es más relevante que nunca ante este avance implacable hacia un futuro desprovisto de alma.