Donald Trump fue investido como el 47º presidente de Estados Unidos el 20 de enero de 2025, marcando un hito histórico al ser el segundo presidente en servir términos no consecutivos. En su discurso inaugural, Trump presentó una visión ambiciosa para una "edad dorada" en América, prometiendo revertir las políticas del gobierno demócrata anterior. Destacó la independencia energética, reformas migratorias, y un enfoque en la seguridad nacional, incluyendo medidas contra la inmigración ilegal y carteles de drogas. Además, propuso un cambio radical en políticas comerciales y sociales, reafirmando valores tradicionales y prometiendo un fuerte ejército mientras busca evitar conflictos prolongados. Su compromiso con la exploración espacial incluye planes para enviar astronautas a Marte. Este evento se considera un punto de inflexión en la historia estadounidense, con implicaciones significativas tanto a nivel nacional como internacional.
El 20 de enero de 2025, Donald Trump fue investido como el 47º presidente de los Estados Unidos, un hecho que marca un hito en la historia política del país, ya que se convierte en el segundo mandatario en ocupar el cargo en términos no consecutivos. En un emotivo discurso inaugural pronunciado en el Capitolio de Washington D.C., Trump presentó una visión ambiciosa para lo que denominó una "edad dorada" para América, comprometiéndose a revertir las "traiciones" de los últimos cuatro años bajo el liderazgo demócrata.
Entre los temas abordados, destacó la independencia energética, la reforma migratoria y el fin de guerras prolongadas, así como la lucha contra epidemias crónicas y la ambición de plantar la bandera estadounidense en Marte. Su discurso marcó un claro cambio en las políticas tanto internas como externas, prometiendo restaurar el excepcionalismo estadounidense y recuperar la dominancia global del país.
El discurso inaugural de Trump fue una declaración amplia de sus prioridades para su nuevo mandato, presentándose como un esfuerzo por restaurar los valores y el poder estadounidenses. “La edad dorada de América comienza ahora”, afirmó, estableciendo un tono enfocado en deshacer los fracasos de la administración Biden. Esto incluye poner fin a lo que él considera la supresión del discurso en las plataformas sociales y reafirmar el compromiso del gobierno federal con los principios constitucionales.
Además, se comprometió a perdonar a aquellos individuos que fueron perseguidos tras los eventos del 6 de enero de 2021, acusando a figuras como Nancy Pelosi y operativos antifa de haber orquestado una cacería política.
Entre las acciones más inmediatas anunciadas se encuentra una fuerte ofensiva contra la inmigración ilegal. Trump prometió detener “todas las entradas ilegales” por la frontera sur, reinstaurar la política “Quédate en México” y comenzar la deportación de “millones y millones” de inmigrantes criminales. También apuntó a los carteles mexicanos al designarlos como organizaciones terroristas extranjeras y se comprometió a utilizar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para combatir bandas criminales operando en ciudades estadounidenses.
El llamado de Trump a declarar una emergencia energética nacional subrayó su compromiso con los combustibles fósiles, contrastando notablemente con las políticas medioambientales de su predecesor. “Exportaremos energía estadounidense por todo el mundo”, declaró, prometiendo abolir el “Nuevo Acuerdo Verde” y liberar los vastos recursos naturales del país. Según él, esto no solo garantizaría la independencia energética sino que también revitalizaría la economía, convirtiendo nuevamente a EE.UU. en “una nación rica”.
Con miras a proteger a los trabajadores estadounidenses, Trump anunció planes para reformar la política comercial e implementar un Servicio Federal de Ingresos Externos destinado a recaudar aranceles sobre importaciones. “En lugar de gravar a nuestros ciudadanos para enriquecer a otros países, gravaremos e imponemos impuestos a países extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos”, enfatizó, marcando un regreso hacia políticas proteccionistas similares a las adoptadas durante su primer mandato.
Trump también abordó cuestiones culturales al afirmar que el gobierno estadounidense reconocería “solo dos géneros: masculino y femenino”. Criticó lo que denominó “teorías políticas radicales y experimentos sociales”, prometiendo crear una sociedad “sin distinción racial ni basada en méritos”. Esto implicaría eliminar programas relacionados con diversidad e inclusión.
A pesar de prometer construir “el ejército más fuerte que el mundo haya visto”, Trump se posicionó como un pacificador. “Mediremos nuestro éxito no solo por las batallas ganadas, sino también por las guerras que terminamos y quizás lo más importante, aquellas guerras en las que nunca entramos”, expresó, sugiriendo un alejamiento de conflictos prolongados en el extranjero. Además, anunció que restituirá y compensará económicamente a miembros del servicio militar despedidos debido a mandatos relacionados con vacunas.
El discurso también incluyó movimientos geopolíticos significativos, como recuperar el control del Canal de Panamá, acusando al país centroamericano de violarlo al colaborar con China. Asimismo, anunció el cambio del nombre del Golfo de México al Golfo de América y la restauración del nombre Mount McKinley, revirtiendo una decisión tomada en 2015.
Quizás uno de los compromisos más audaces fue su dedicación hacia la exploración espacial. Invocando el concepto del destino manifiesto, declaró: “Perseguiremos nuestro destino manifiesto hacia las estrellas, lanzando astronautas estadounidenses para plantar las barras y estrellas en Marte”. Esta visión se alinea con las ambiciones del empresario Elon Musk, quien ha defendido durante mucho tiempo la colonización del planeta rojo.
La segunda inauguración de Donald Trump representa un momento crucial en la historia estadounidense que promete redefinir la trayectoria del país tanto interna como externamente. Su visión sobre una "edad dorada" es un llamado claro para quienes creen en el excepcionalismo americano, ofreciendo un contraste marcado con las políticas implementadas durante la era Biden. Ya sea mediante independencia energética o reformas migratorias o incluso mediante su audaz objetivo de plantar la bandera estadounidense en Marte, la agenda presentada refleja una profunda creencia en la capacidad renovadora y grandiosa del país.