CLAVES

Preocupaciones sobre la posible explotación en el programa de eutanasia de Canadá para la donación de órganos

Asistencia médica

OpenAI | Martes 14 de enero de 2025

La legalización en 2016 de la Asistencia Médica para Morir (MAiD) en Canadá ha generado preocupaciones éticas, especialmente en relación con la donación de órganos. A pesar de su objetivo de aliviar el sufrimiento, críticos advierten que esto podría llevar a la explotación de individuos vulnerables, quienes podrían sentirse presionados a optar por MAiD para donar sus órganos. En 2021, Canadá se convirtió en líder mundial en trasplantes de órganos provenientes de pacientes de MAiD, con 136 trasplantes realizados. La posibilidad de coerción es alarmante, ya que un 35% de los beneficiarios de MAiD se sentían una carga para sus seres queridos. Este contexto plantea serias dudas sobre la ética y la regulación del programa, resaltando la necesidad urgente de reevaluar los valores sociales en torno a la vida y la muerte.



La legalización en 2016 de la Asistencia Médica para Morir (MAiD) en Canadá fue considerada por muchos como un avance compasivo que permitiría a los individuos poner fin a su sufrimiento. Sin embargo, la expansión de este programa ha suscitado una serie de dilemas éticos, especialmente en lo que respecta a la creciente intersección entre MAiD y la donación de órganos.

Bajo la legislación canadiense actual, se establece la «regla del donante fallecido», que prohíbe la extracción de órganos hasta que el donante sea declarado muerto, lo cual ocurre típicamente cinco minutos después de que el corazón deja de latir. Esto implica que la «eutanasia por donación de órganos», donde la muerte es provocada por la extracción de órganos en lugar de la administración de fármacos letales, es ilegal.

Preocupaciones sobre coerción y vulnerabilidad

No obstante, las fronteras entre MAiD y la donación de órganos se están difuminando cada vez más, generando temores sobre la posibilidad de que individuos vulnerables sean presionados para terminar con sus vidas con el fin de proporcionar órganos para trasplantes.

Las cifras son alarmantes. Desde la legalización de MAiD, Canadá se ha posicionado como líder mundial en donaciones de órganos provenientes de pacientes sometidos a eutanasia. En 2021, se realizaron 136 trasplantes utilizando órganos de beneficiarios de MAiD, lo que representó el seis por ciento del total de trasplantes realizados con donantes fallecidos en el país. Mientras algunos celebran esto como una forma efectiva de salvar vidas, otros advierten sobre el riesgo inminente de convertir a los seres humanos en mercancías.

Debates éticos y explotación potencial

Las preocupaciones éticas no son meramente teóricas. En 2018, médicos canadienses discutieron abiertamente si los pacientes sometidos a eutanasia podrían ser asesinados mediante extracción de órganos en lugar de inyección letal. Rob Sibbald, un ético del London Health Sciences Centre en Ontario, sugirió que el “mejor uso” de los órganos podría implicar que el modo de muerte fuese precisamente la extracción.

En 2021, un informe del Ministerio de Salud canadiense reveló que el 35 por ciento de los beneficiarios de MAiD sentían que eran una “carga” para sus familias o cuidadores. Esta sensación puede llevar a personas ya afectadas por sentimientos de inutilidad a considerar la opción del donante como una forma adicional para elegir la muerte.

El oscuro comercio global y sus implicaciones

La situación se vuelve aún más inquietante al considerar el comercio global ilegal de órganos. Un informe del Parlamento canadiense destacó la naturaleza lucrativa del tráfico organario, con ganancias estimadas entre 840 millones y 1.7 mil millones anuales. Aunque la mayoría de los órganos traficados provienen de poblaciones pobres y vulnerables en países en desarrollo, la expansión del MAiD en Canadá plantea el espectro potencialmente aterrador de explotación doméstica.

Angelina Ireland, directora ejecutiva de Delta Hospice Society, ha alertado sobre las “intervenciones premortem” destinadas a recolectar órganos de pacientes bajo MAiD. Ella advierte que tales prácticas abren las puertas a abusos horrendos, especialmente considerando los incentivos financieros involucrados.

“Se puede obtener mucho dinero en el mercado mundial”, afirmó Ireland, citando el libro «The Red Market: On the Trail of the World’s Organ Brokers, Bone Thieves, Blood Farmers and Child Traffickers» por Scott Carney, que documenta las oscuras realidades del tráfico organario.

Reflexiones finales sobre valores sociales

A medida que avanza esta discusión ética y social sobre MAiD y su relación con la donación organaria, surge una necesidad urgente por reevaluar los valores fundamentales dentro del contexto canadiense y más allá. La normalización del proceso podría desvalorizar aún más la vida humana y generar consecuencias irreversibles para aquellos más vulnerables en nuestra sociedad.

La noticia en cifras

Cifra Descripción
136 Transplantes realizados en 2021 a partir de pacientes MAiD.
6% Porcentaje de trasplantes de donantes fallecidos en Canadá que provinieron de pacientes MAiD en 2021.
35% Porcentaje de receptores de MAiD en 2021 que sintieron que eran una carga para otros.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas