Miércoles 24 de junio de 2015
La presencia de una gran bandera de España en el acto de presentación de Pedro Sánchez como candidato socialista a La Moncloa en las elecciones generales de noviembre, tenía como objetivo evitar la ruptura del PSOE.
La política de pactos y compromisos tras las elecciones municipales y autonómicas del 24M ha creado un fuerte malestar entre la militancia y federaciones del PSOE que, de la noche a la mañana, se han encontrado con acuerdos firmados con Podemos y sus marcas blancas que están en las antípodas de los planteamientos del socialismo español.
Lo que peor ha sentado ha sido los pactos con movimientos independentistas cuyo objetivo es cambiar el modelo de Estado. Este fenómeno creó en los primeros momentos sorpresa, después confusión, y por último rechazo al oportunismo de los acuerdos con formaciones radicales.
Comenzaron a llegar a la sede socialista de la calle Ferraz críticas veladas en algunos casos y abiertas en otros, de que se estaba dinamitando el partido fundado hace 136 años por el histórico dirigente del movimiento obrero español Pablo Iglesias.
Según las fuentes consultadas, un buen número de cuadros y dirigentes locales mostraron su oposición a que la dirección del partido hubiese dado el visto bueno para abrir las puertas de la ruptura de España, con la consigna de que “cada agrupación haga lo que quiera”.
La ausencia de Felipe González, con la excusa de un viaje programado, puso de manifiesto el disgusto de los dirigentes históricos. Del antiguo “núcleo duro” solo estuvo presente en el acto Pérez Rubalcaba, que trata de reconducir la deriva pactista de Sánchez. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se desmarcó de la política de pactos en su intervención durante el acto.
Ante el clima de “rebelión” que se estaba fraguando, Pedro Sánchez decidió horas antes que el escenario estuviera presidido por una gran bandera oficial de España, escudo incluido, para transmitir una mensaje de que el PSOE se mantenía firme en la defensa de una España de todos frente a sus “nuevos socios” independentistas.
Al mismo tiempo, con la utilización del símbolo por excelencia que es la bandera nacional, el candidato socialista ha tratado de atraerse a los votantes de centro, que en cada cita electoral inclinan hacia uno u otro lado -PP o PSOE- la victoria.
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