Pablo Iglesias e Irene Montero han sido los protagonistas políticos indiscutibles de esta cuarentena. Las alarmas saltaban cuando el vicepresidente del Gobierno se saltaba la cuarentena al dar su pareja positivo por coronavirus. Varios medios de comunicación siguieron la pista al líder de Podemos que, al parecer, no estaría pernoctando en su conocido y polémico chalet de lujo a las afueras de Madrid, sino en el barrio de Salamanca de la capital.
Precisamente, del mismo domicilio del que se habría visto salir y entrar a Lilith Verstrynge, su joven y recién estrenada asesora, con la que se le empezó a vincular sentimentalmente tras varios días de seguimiento.
Lilith Verstrynge, hija de uno de los fundadores ideológicos de Podemos, se ha convertido en el foco de todas las miradas, y es que, a pesar de que varias personas cercanas a la historiadora de 27 años de edad aseguran que el supuesto romance vendría de lejos, por parte del entorno de Iglesias y Montero niegan tan posibilidad.
De haber estado en su casa, junto a la madre de sus tres hijos, Pablo Iglesias habría roto su cuarentena al aparecer en el Palacio de La Moncloa en varias reuniones y posteriores ruedas de prensa, algo que habría repetido del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien también ha dejado al lado su confinamiento pese a que su mujer se infectó previsiblemente durante la manifestación del pasado 8 de marzo durante el Día Internacional de la Mujer.
No obstante, no es la única polémica en la que se ha visto inmerso el dirigente de Podemos, y es que cada palabra de Iglesias es ahora analizada con lupa, y precisamente unas declaraciones en el telediario de TVE incendiaron las redes sociales:
"Todos sabemos que este virus no entiende de territorios pero sí entiende de clases sociales"
En ese momento, cientos de usuarios afearon los comparaciones de Pablo Iglesias, recordándole dónde vive, ya sea en un chalet de lujo en Galapagar (Madrid) con 2.300 metros de suelo y valorado en más de 600.000 euros, o con su presunta nueva pareja en el madrileño barrio de Salamanca.
Todo esto sin olvidar que, desde el primer momento y pese a no estar dentro de las personas de riesgo, Irene Montero tuvo acceso a varios test de diagnóstico del coronavirus, precisamente cuando más escaseaban, que fue en la primera ola del virus, del que en la anterior semana se pudieron ver las nefastas consecuencias.