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Biden's Staff Aware of His Mental Decline Since 2021, Claims Investigation

Crisis presidencial

OpenAI | Lunes 23 de diciembre de 2024

Una investigación del Wall Street Journal revela que el personal de la Casa Blanca estaba al tanto del deterioro mental del presidente Biden desde el inicio de su mandato, en la primavera de 2021. Se alega que una red de funcionarios no elegidos, conocida como "deep state", manipuló situaciones para mantener a Biden en el cargo, considerándolo un líder controlable. A pesar de su declive cognitivo y bajas cifras en las encuestas, el Partido Demócrata impulsó su reelección por temor a un regreso de Trump. La gestión aislada de Biden y sus limitadas interacciones con el público resaltan la necesidad de transparencia en el gobierno y plantean interrogantes sobre la influencia del deep state en la política estadounidense.



Investigación revela preocupaciones sobre la capacidad mental de Biden

Una investigación del Wall Street Journal ha puesto de manifiesto las inquietudes sobre la agudeza mental del presidente Joe Biden desde el inicio de su mandato. Según el informe, miembros de su equipo estaban al tanto de su declive cognitivo tan pronto como en la primavera de 2021. Este hallazgo no solo señala un problema personal del mandatario, sino que también revela una supuesta intervención por parte de lo que se denomina el "estado profundo", una red de funcionarios no electos que, según se alega, habría orquestado esfuerzos para mantener a Biden en el poder a pesar de sus limitaciones.

Desde el comienzo de su administración, se evidenció que las interacciones del presidente estaban cuidadosamente gestionadas. Las reuniones eran breves y guionizadas, las apariciones públicas eran limitadas y un pequeño círculo interno controlaba sus compromisos, creando así una presidencia aislada. A pesar del deterioro mental de Biden y la caída en sus índices de aprobación, el Partido Demócrata continuó apoyando su reelección, temiendo un regreso a la imprevisibilidad asociada con la presidencia de Donald Trump.

El papel del estado profundo

La pregunta que surge es: ¿por qué el estado profundo querría mantener a Biden en el cargo? La respuesta radica en que, a pesar de sus evidentes limitaciones, Biden representaba una opción segura para aquellos que buscan preservar el statu quo. A diferencia de Trump, quien desafió abiertamente las estructuras de poder establecidas en Washington, Biden era conocido y considerado un voto confiable para los intereses establecidos.

La investigación del Wall Street Journal indica que el personal presidencial tomó medidas extremas para controlar las interacciones con el mundo exterior. Las reuniones eran breves y estrictamente guionizadas; asesores senior actuaban como intermediarios entre Biden y otros. Las apariciones públicas estaban meticulosamente coreografiadas e incluso instrucciones básicas debían ser repetidas al presidente. La Casa Blanca operaba como si gestionara un objeto frágil en lugar del líder del mundo libre.

Desenlace en la campaña electoral

Evidencias adicionales apuntan a cómo se manejó la campaña de reelección de Biden. A pesar de los signos claros de su deterioro cognitivo, el establecimiento demócrata impulsó su candidatura mientras sus números en las encuestas caían y sus actuaciones en debates se volvían erráticas. El temor al caos que podría traer un regreso presidencial de Trump fue un factor determinante para esta decisión.

El punto culminante llegó durante la campaña presidencial de 2024 cuando la actuación titubeante de Biden en un debate con Trump puso su capacidad mental bajo un escrutinio insuperable. El establecimiento demócrata, que había confiado en las afirmaciones sobre la capacidad del presidente para liderar, tuvo que enfrentar la dura realidad de su declive. Esto resultó en un colapso espectacular de su campaña, culminando con el reemplazo por Kamala Harris, quien fue derrotada por Trump.

Demandas por transparencia y rendición de cuentas

A lo largo de este proceso, la influencia del estado profundo ha sido evidente. Desde los primeros días del mandato hasta los momentos finales de la campaña electoral, la Casa Blanca funcionó como una fortaleza que protegía al presidente del mundo exterior y aseguraba que su agenda se mantuviera en curso. Sin embargo, surge una pregunta crucial: ¿a qué costo?

Los ciudadanos estadounidenses merecen un presidente plenamente capaz de liderar la nación y no uno manejado como una marioneta. La manipulación del estado profundo sobre la presidencia de Biden es un recordatorio contundente sobre los peligros que implica permitir que funcionarios no electos ejerzan poder sin control. Esta situación debe servir como un llamado a todos aquellos que creen en los principios democráticos y el estado de derecho.

A medida que avanzamos hacia el futuro, es imperativo exigir transparencia y responsabilidad a nuestro gobierno. El control ejercido por el estado profundo sobre la presidencia de Biden no puede ser tolerado; el futuro del país depende de ello.

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